Son varios factores los que desembocan en el emprendimiento. Primero, es la capacidad de identificar la oportunidad de llevar a cabo una idea de negocio; luego, el interés y la valentía de atreverse a ejecutarlo; y es justamente aquí donde muchos prospectos emprendedores, retroceden en su decisión. Por consiguiente, no se trata de temor al emprendimiento, sino de temor a atreverse a aprovechar las oportunidades.
Nuestra sociedad está dividida en tres tipos de personas: por un lado están los que tienen sus metas bien definidas, y ven en Panamá un país de múltiples oportunidades, pero reconociendo que estas no están al alcance de todos; por ello solo unos pocos logran materializar su sueño de negocio y permanecer en un mercado con una economía en descenso. Por el otro lado tenemos al panameño que se aferra a una situación cultural que le impide salir de la denominada zona de confort, por ende, el desarrollo de su creatividad y su capacidad de innovación se han quedado en el tiempo. Por último, están los que condicionan sus decisiones a las experiencias de otros, y permanecen pendientes a la prosperidad o no de los que se han atrevido, para decidir si emprenden o no.
Lamentablemente, para los que se atreven las esperanzas son pocas, si no cuentan de antemano con la formación necesaria y con el financiamiento suficiente para mantener en funcionamiento su negocio, en este sentido, reconocemos el trabajo que ha estado realizando la Autoridad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa en conjunto con el Centro de Innovación de Ciudad del Saber, al invertir tiempo y recursos en la formación de aquellas personas con una idea de negocio innovadora que contribuirá a la creación de una sociedad equitativa, a través del emprendimiento, y confiamos en que cada vez serán más los que tengan esta oportunidad de ser parte de las estadísticas de emprendedores que representan a Panamá.
La autora es estudiante de maestría de la UIP