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TRANSPARENCIA

Pandeportes

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No puede ser que en Panamá al deporte se lo asocie con el desvío de dineros públicos a federaciones dirigidas por diputados, exdiputados o empresarios afines al pasado gobierno. Eso compromete su papel edificante y su función como estímulo de conductas que eleven a los ciudadanos y la sociedad.

El deporte debe relacionarse con el ejercicio físico y los aspectos positivos de cada una de sus disciplinas. Rescatar el deporte es centrarse en una actividad que produce innumerables beneficios a la salud física, al fortalecer los huesos y músculos y revitalizar el corazón. Además, es una herramienta para la salud espiritual, porque fomenta el optimismo y tonifica la vida. La Organización Mundial de la Salud (OMS) concluyó que por cada dólar que un Estado invierte en deporte se ahorra 3 dólares en servicios médicos y hospitalarios.

Un buen deportista prioriza la alimentación saludable, evita el tabaco, las drogas o cualquier dependencia sicológica y actúa conforme a reglas mínimas de convivencia social. El sedentarismo, la obesidad, el aumento de los trastornos mentales y suicidios, encuentran un remedio infalible en el deporte.

Medios de prensa divulgaron recientemente que en Islandia las autoridades, con la participación de los padres y las escuelas, instrumentaron un plan de promoción de actividades para que los jóvenes tuvieran acceso al deporte. En solo 18 años el programa Juventud en Islandia logró que los índices de consumo de alcohol, tabaco y marihuana en los jóvenes, bajaran del 30% a menos de 5%. Eso repercutió en menor delincuencia, mejoras en la salud y un enorme ahorro en medicamentos y tratamientos hospitalarios. Además de triunfos inéditos en básquet, gimnasia y hasta el empate con Argentina en el Mundial de Fútbol de Rusia 2018.

Por otro lado, el deporte educa ya que inculca principios y valores que de forma natural se trasladan desde el lugar de competencia a la vida cotidiana. El deporte promueve la cultura del esfuerzo, el trabajo en equipo, la tolerancia a la frustración y, sobre todo, la noción de respeto, aplicable a una infinidad de situaciones de convivencia social.

El deporte es sinónimo de inclusión por excelencia, porque todos son bienvenidos al mundo del deporte, sin importar sus características físicas, sus creencias religiosas, políticas o ideológicas, su nivel económico o social ni ninguna otra condición. El deporte iguala a todos.

Por todas esas razones es el momento de revalorizar el deporte nacional. Darle el lugar que merece. Eso pasa por una profunda transformación de Pandeportes y lanzar una intensa campaña para trabajar conjuntamente desde las familias, las escuelas, las federaciones, el sector privado y el Estado para desarrollar en los niños un sano espíritu deportivo y sembrar la semilla que haga aflorar los mejores valores ciudadanos.

Sobre lo pasado en Pandeportes, debe actuar la justicia. Es el momento de erradicar todo sesgo político al deporte, dejar de manipular sus organizaciones, públicas o privadas, con fines corruptos o para enriquecimiento ilícito.

En los últimos meses ha surgido la propuesta para la creación de un Consejo Superior del Deporte, que legisle todo lo relativo a los asuntos deportivos nacionales. Otros promueven convertir a Pandeportes en una Autoridad Nacional de Deportes. En muchos países existe un Ministerio de Cultura y Deporte.

Cualquiera decisión que se tome, lo procedente es que la institución rectora del deporte nacional cuente con la debida relevancia en la estructura administrativa del Estado, tanto nacional, provincial como municipal. El presupuesto asignado a la práctica deportiva debe compararse con el destinado a otras áreas, pero con la debida fiscalización y control. En el último quinquenio, Pandeportes administró $375 millones, pero los deportistas nacionales tuvieron que penar para conseguir equipamiento, uniformes o pasajes, eso sin mencionar la falta de entrenamiento que les garantizara el óptimo rendimiento internacional.

Pandeportes debería disponer de información precisa, seria y confiable, para delinear políticas públicas deportivas a fin de alcanzar las metas deseables. De ese modo, la asignación de recursos no dependerá de la subjetividad, la conveniencia, el interés personal o el capricho de sus dirigentes. Uruguay ha avanzado mucho en esa dirección y España publica cada año un Anuario de Estadísticas Deportivas, con información clave para conocer la situación del deporte, observar su evolución y planificar el futuro.

Al fin de cuentas el deporte nacional no avanzará más allá de la importancia que le atribuyan los gobiernos de turno. En esa materia todavía hay un largo camino por recorrer, pero hay que iniciarlo cuanto antes.

El autor es periodista


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