La noticia de la inesperada partida este martes 16 de julio de la extraordinaria panameña, médica, escritora, activista de derechos humanos, promotora de políticas de salud pública y los derechos sexuales y reproductivos Rosa María Crespo Justiniani de Britton, llena de tristeza a nacionales, extranjeros y a todos los que en distintas formas compartimos sus ideas, mensajes, conferencias, atención médica y sus irremplazables, claras y contundentes reflexiones a la conciencia social, a nuestra responsabilidad como personas y como ciudadanos.
Cómo no recordar su ejemplo de ser humano, el legado en cada acto de su vida privada y pública, su prolija producción literaria, dando siempre muestras de integridad, trabajo, compromiso, solidaridad, inteligencia, desprendimiento, sentido de pertenencia y gratitud con su patria.
Nos sentimos privilegiados y orgullosos de que hayas nacido en nuestro país y trascendido las barreras de una sociedad patriarcal, para alcanzar tus sueños y retribuir a la sociedad valores, humanismo e inspiración; convertirse en la voz de los que se les niegan sus derechos humanos, a las niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres.
Entre sus novelas se encuentran su primera obra Ataúd de uso, en 1982; El señor de las lluvias y el viento, en 1984; No pertenezco a este siglo, en 1991; Todas íbamos a ser reinas, en 1997; Laberintos de orgullo, en 2002; Suspiros de fantasmas, en 2005, Tocino del cielo, 2016.
En los cuentos, publicó ¿Quién inventó el mambo?, en 1986; La muerte tiene dos caras, en 1987; Semana de la mujer y otras calamidades, 1995; La nariz invisible y otros misterios, en 2001; Historia de mujeres crueles, en 2010.
En teatro: Esa esquina del paraíso, en 1986; Banquete de despedida/Miss Panamá Inc, en 1987; Los loros no lloran, en 1994 y el escrito La costilla de Adán, en ese mismo año, que es considerado un tratado sobre sexualidad y ginecología, y referente en el estudio de estos temas. En seis ocasiones recibió el premio Ricardo Miró, en los géneros de novela, cuento y teatro.
Rosa María Britton tenía el don de conectarse con la gente, con una sonrisa cálida, retadora y sin ambages, respondía cada pregunta que se le hiciera, orientando, cuestionando y construyendo nación. Siempre serás recordada, porque dejas un gran vacío en las ciencias de la salud, en la literatura, en la defensa de derechos humanos, por lo que hoy la patria agradecida te rinde tributo.
El autor es doctor en ciencias sociales