Priscilla Delgado: ‘Galopando ensueños’



Hay veces que la vida te sienta en el viejo estercolero junto al justo Job, pero sin su compañía ni su justicia vital. La noche cae y el insomnio se afila por las veredas del sueño y la conciencia o la tristeza nos sacude para que miremos las horas lloviznarnos lentamente hasta el alba. Allí, en esos momentos hace falta compañía.

Galopando ensueños de Priscilla Delgado ha sido para mí esa compañía. Sus textos son voces, son instantes, instantáneas, estampas de una persona que se piensa y se siente luchar con las alegrías y con las tristezas, con la vida y la muerte, con los afectos hallados y los perdidos. Una voz templada que en mis madrugadas de estos meses ha estado conmigo.

Priscilla Delgado escribe directo, escribe susurrando vida en sus distintos matices, lo que convierte este puñado de escritos del alma en una melodía serena de mar cuando en la más alta noche nos encontramos solos y vulnerables. Una compañía que de vital que es, espanta bisbiseos oscuros, plantea un debate al silencio y hace que triunfe siempre una pequeña esperanza.

“Hay que cuidarse de los que nos desquieren. Esa gente que siempre anda amando lo equivocado. Que siempre anda haciendo juicios, trazando especulaciones en las nubes borrascosas de su cielo…”, dice en una de sus reflexiones, en La vida día por día”. Son textos como éste, o Galopando ensueños, o “Amar por cuenta propia, los que van sentándose con uno noche a noche para debatirnos la impotencia y la rabia.

Les invito a leer este libro, a encontrarse con estos instantes que al galope se escapan. Es en el ensueño, cuando el insomnio nos es propicio y ambos se mezclan en el alma, cuando llegan las palabras, y la caricia, y la compañía y hasta el olvido momentáneo de lo que nos espanta, de lo que nos pesa. Y qué bueno es mirar alrededor y encontrar una voz que nos sostenga.

El autor es escritor 

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