Realidades del sistema de salud

Realidades del sistema de salud


En este artículo trataré de hacer un resumen de lo que ha sido el avance de la transformación del sistema de salud de Panamá. Ciertamente entre informaciones imprecisas y cambios paulatinos, que demoran en hacerse evidentes, puede la población llevarse una idea equívoca del avance de esta tarea tan importante y que debe ser vista de una vez por todas como política de Estado.

Para empezar enumeraré solo algunas distorsiones que encontramos al entrar a la administración y que son responsabilidad del sistema bicéfalo (CSS y Minsa como proveedores).

Entre estas distorsiones están la duplicidad de edificaciones en diferentes áreas del país, duplicidad de laboratorios (personas se atienden en ambos sistemas), diferentes salarios por el mismo trabajo, diferentes medicamentos y protocolos de atención, por destacar solo algunos. Es decir, que pareciera que estuviéramos en dos países distintos. Esto, sin mencionar que en el actual sistema se atiende a la gente por su estatus laboral y no por su génesis de ser humano. Algo completamente inaceptable.

En primera instancia, el Gobierno llamó al diálogo por la transformación del sistema de salud (julio de 2014) y en diciembre de 2015 se presentó la hoja de ruta o libro blanco que destaca el diagnóstico de la situación y el camino para mejorarlo, teniendo como fundamento el reforzamiento de la atención primaria de salud (como profesa la Declaración de Alma Ata). Después de esto, se formó la comisión de alto nivel (integrada por los gremios de la salud y de pacientes), que ha aportado insumos necesarios para leyes y divulgación de la necesidad de la coordinación entre la CSS y el Minsa. Esta aún está en función, y se ha reunido con diferentes sectores de la sociedad, incluyendo el gabinete social, que apoya los determinantes sociales de la salud.

El Minsa y la CSS han homologado ya la mayoría de las distorsiones administrativas (salarios, reglamentos, programas, protocolos de atención). Además, se activó la Comisión Nacional de Medicamentos de Panamá (Conamep), cuya función es hacer un listado único de medicinas para Panamá (ya entregado).

Por otro lado, las direcciones de planificación de ambas instituciones se han dividido la construcción de instalaciones de salud para evitar su duplicidad. Además, se han optimizado algunas donde se pone a trabajar a funcionarios de la CSS y del Minsa y se extiende el horario de atención, lo cual es un beneficio inmediato para la población. Consecuentes con esta política, se están remodelando 102 centros de atención primaria a lo largo y ancho del país, que incluye equipamiento moderno.

Desde hace mucho tiempo se habla de falta de recurso humano, sobre todo en el interior. En esta administración hemos hecho efectivas más de 5 mil becas (junto a Ifarhu y Senacyt) entre las diferentes profesiones de la salud y en homologación de estudiantes de escuelas secundarias que desean estudiar carreras de ciencias. Carreras como técnicos de vectores y educadores para la salud que habían sido abandonadas, fueron retomadas por esta administración. Además, estamos mejorando la preparación de los médicos de salud pública, pasándola de maestría (18 meses de estudio) a especialidad médica (3 años de estudio). Por otro lado, se introdujo la meritocracia; a partir de 2017 se asignan las plazas de internado de acuerdo a la evaluación del examen de certificación y así se deja a un lado la práctica de asignarlos por amistad o influencias políticas. Esto es política de Estado, ya que estos profesionales recibirán sus diplomas después de las próximas elecciones, pero si se hubiera hecho antes, quizá ya no tuviéramos esa necesidad.

En cuanto a atención primaria, se implementó el Censo Nacional de Salud Preventiva, en el cual se va a las casas de la gente (sin preguntar preferencias políticas) para llevarlos al centro de salud o policlínica y se les hacen exámenes de sangre para diagnosticar enfermedades crónicas que usualmente no dan síntomas en sus etapas iniciales. Esto es política centrada en la gente.

En cuanto a prevención, creo que, aparte del Censo de Salud ya mencionado, se está haciendo un esfuerzo por educar a la población a través de artículos y videos educativos en medios escritos, televisivos y redes sociales que han empezado a tener un impacto importante en la población. Para mencionar un ejemplo, la vacunación masiva contra la influenza. En Panamá fallecen anualmente alrededor de 40 personas; en 2017, fallecieron solo 3, esto se debió a esa campaña de vacunación.

Concomitantemente, se han empezado las auditorías de los expedientes médicos para garantizar una consulta digna (mejor atención por parte de los equipos de salud), y que nuestros pacientes se puedan controlar sus enfermedades en el primer nivel de atención (centros de salud o policlínicas).

Creemos que la clave es que tengamos funcionarios de ambas instituciones en los hospitales de II y III nivel (hospitales de provincias) y se atienda a toda la población. Esto es equidad y nos garantiza similar atención de salud a menor costo.

Honestamente, da lástima que gente que en su momento tuvo la oportunidad de tomar decisiones para hacer lo que hoy dicen, no lo hicieron y ahora pretenden engañar a la población con demagogia innecesaria.

Para el éxito de esta transformación, necesitamos el apoyo de toda la población, que a su vez tiene que empoderarse de estos beneficios y defenderlos.

El autor es ministro de Salud

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