El turismo se ha consolidado como uno de las principales sectores económicos de Panamá, cuya incidencia socioeconómica global todavía desconocemos, particularmente en materia de empleo. Históricamente los informes del Instituto de Estadística y Censo (INEC) solo miden el componente de hoteles y restaurantes, que a marzo 2017, generaban 96 mil 250 plazas de trabajo. Pero el impacto del turismo es mayor.
El INEC y la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP), con el apoyo de la Organización Mundial del Turismo (OMT), están desarrollando la Cuenta Satélite del Turismo (CST), un sistema de información macroeconómico que permitirá dimensionar la contribución del turismo a la economía panameña.
En 2017, el INEC publicó un Avance de la Cuenta Satélite de Turismo en la República de Panamá, 2007-2013, que provee luces sobre la dimensión real de la actividad turística en Panamá. Por ejemplo, en 2012, los hoteles y restaurantes emplearon a un poco más de 66 mil trabajadores. Pero al contabilizar las plazas de trabajo generadas por el resto de las actividades de la cadena de valor turístico en Panamá, totalizan 144.8 mil empleos, 43% de ellos asalariados y 57% de autogestión. Ese año entraron al país unos 2 millones de turistas.
Esto tiene varias implicaciones. La primera es que los hoteles y restaurantes representan menos de la mitad de los empleos en el sector turístico. Segundo, la cadena de valor del turismo panameño es servida principalmente por microempresarios. Tercero, extrapolando el impacto a 2017, año en el que nos visitaron unos 2.5 millones de turistas y los hoteles/restaurantes generaron 96 mil 250 empleos, tendríamos que al añadir las otras actividades, el turismo generó alrededor de 225 mil empleos, lo cual lo coloca (detrás del comercio y la agricultura), como el tercer mayor generador de empleo en el país.
Pero una encuesta realizada por la ATP en 2017 a turistas que visitaron el país, reveló que el 95% de ellos consideran su experiencia como positiva, pero muchos se quejaron del mal servicio, basura, inseguridad y altos costos de transporte, reflejando fallas en la capacitación y cultura de servicio. De hecho, la Cámara de Turismo de Panamá (Camtur) dedicó su Confererencia Anual 2017 (Conatur) al tema de la formación.
Estas deficiencias en el servicio y de índole casi exclusivamente humana tendrán un efecto devastador si consideramos que el turismo enfrenta dos retos inéditos a muy corto plazo, como lo son la Jornada Mundial de la Juventud 2019 (JMJ) y el turismo chino.
Antonio Alfaro, presidente de Camtur, llama a la JMJ “la mina o la ruina”. Si lo hacemos bien, tendremos medio millón de promotores de Panamá en el mundo entero. De lo contrario, tendremos la misma cantidad de gente despotricando contra nosotros. Por otro lado, en marzo 2018 comenzarán a llegar semanalmente a Panamá 700 chinos de alto poder adquisitivo, ¿qué les vamos a ofrecer?, ¿cómo los vamos a tratar?, ¿nos recomendarán o nos maldecirán?
De nuestra gente depende que nos posicionemos como una “experiencia” en la que vale la pena invertir o que venir a Panamá sea sinónimo de “pague por sufrir”.
El autor es asesor empresarial
