En ocasión de la celebración de los 40 años de la firma y posterior ratificación de los Tratados Torrijos-Carter, escribo estas vivencias de cuando participé desde inicios de 1986 hasta mediados de 1988 como el miembro más joven del comité ejecutivo (CEN) del Partido Revolucionario Democrático (PRD ) bajo la presidencia del Dr. Rómulo Escobar Bethancour; segundo vicepresidente: Alfredo Macharaviaya; secretario general: Carlos Ozores Typaldos; primer subsecretario: Ramiro Vásquez Chambonett; y mi persona, segundo subsecretario.
El Dr. Escobar, una persona muy decente, jovial, muy solidario con las personas que a él acudían, intelectual, gran orador e innato negociador que el general Omar Torrijos señaló, de una pléyade de profesionales panameños ilustres de quien se rodeó, como negociador principal con Estados Unidos de los Tratados Torrijos-Carter firmados en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington DC, el 7 de septiembre de 1977. De tantas anécdotas destacaré dos: el general Torrijos instruyó al equipo negociador de que los temas económicos de la negociación con EU se dejarían para último, a él le interesaba la soberanía total y no entrar a la historia y sí a la Zona del Canal: la oprobiosa Canal Zone. Contaba el Dr. Rómulo que en la sesión el negociador principal de EU, Sol Linowitz, la inició expresándose en tono no usual: “debo informar a la delegación de Panamá que estamos impedidos legalmente para dialogar y tomar decisiones sobre los ingresos de The Panamá Canal Comission, ya que su ley vigente desde el inicio del Canal impide que sus ingresos y utilidades formen parte del erario de Estados Unidos, y si existen tendrán que ser reinvertidos en la vía acuática o en las áreas adyacentes (Canal Zone), por estos motivos nos declaramos imposibilitados de entrar a negociar estos aspectos”. Al terminar Linowitz, el Dr. Escobar inmediatamente llamó al general Omar Torrijos para informarle y este le indico: “suspendan las negociaciones y vénganse para Panamá en el primer avión que salga de Washington”. Así lo hicieron y al llegar a Tocumen había una instrucción para llamar urgente al general Torrijos, lo hizo y le dijo: “¡Rómulo! dicen los gringos que eso que les dijeron sobre los aspectos económicos lo tenían que hacer porque, si llegase el Congreso a investigar sobre esa negociación, constaría en actas que lo advirtieron, así que ahora regrésense en el primer avión que salga para Washington porque me comprometí con ellos de eso”. El Dr. Escobar solo le dijo: “general, déjenos llegar a nuestras casas para bañarnos y mañana regresar”. Así lo aceptó. Todo fue normal al llegar a EU.
Ya firmado el Tratado Torrijos-Carter, lo otro era la ratificación por el Senado. El presidente Carter les había había expresado que la ratificación era dura y que él haría lo que fuera por conseguirla. Decía el Dr. Rómulo que él creía que los senadores por votar a favor se beneficiaron con el Tratado más que nuestro país, ya que consiguieron proyectos de infraestructura para sus estados como nunca antes. El día de la votación en el Senado, conformado por 100 miembros, la votación estaba muy estrecha y de repente un senador que votaría a favor de la ratificación no aparecía. Sus compañeros lo buscaron por todos los pasillos del Capitolio y lo encontraron metido en una cabina de teléfono, supuestamente llamando; lo conminaron a salir pero no procedía y rápidamente prendieron papel periódico e hicieron que el humo entrara desde abajo a la cabina, y así salió y lo acompañaron a votar. El resultado de la votación fue: 51 votos a favor de la ratificación de los Tratados Torrijos-Carter y 49 votos en contra. El voto “ahumado” fue el que permitió la recuperación de nuestro Canal y la soberanía plena. Por eso decimos: “Sin recuperación no podría haber ampliación”.
El autor es miembro fundador del PRD y exministro del MIDA