FORO DE MOVILIDAD

Urge un Instituto Panameño de Estudios Urbanos

Urge un Instituto Panameño de Estudios Urbanos
Urge un Instituto Panameño de Estudios Urbanos

En días pasados, la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá convocó a un Foro de Movilidad Urbana Sostenible, en su sede en el barrio La Exposición, un edificio que destaca por su diseño neocolonial sin grandes pretensiones, pero con un interior que sorprende; invitación que les agradezco.

Si bien, gran parte de la conversación giró en torno a los problemas de una ciudad mal diseñada para el automóvil, con requisitos exagerados de estacionamientos para nuevas edificaciones y negocios (que resultan caros para los promotores), una vialidad cuyo diseño prioriza el automóvil (y mata cada vez más peatones) y desarrollos inmobiliarios suburbanos que dificultan el uso de transporte público, el evento sirvió de excusa para que miembros de entidades gubernamentales, asociaciones empresariales, gremios profesionales y grupos de la sociedad civil organizada tuviéramos la rara oportunidad de sentarnos a conversar, de manera cordial y franca, sobre urbanismo.

No nos llamemos a engaños, los temas tratados en el foro son conocidos y han sido discutidos por la mayoría de los profesionales involucrados en el desarrollo urbano y ordenamiento territorial. No obstante, hablar con franqueza del tema entre panameños, por lo general, resulta en posturas extremas casi irreconciliables, debido a las pasiones y celos que despierta. Si no me creen, fíjense en las relación entre el Municipio de Panamá y los residentes de San Francisco que terminó con el retiro de estos de los talleres para el Plan Parcial de Ordenamiento Territorial de ese corregimiento, y puede acabar repitiéndose para el Plan de Ordenamiento Territorial de la Ciudad.

En ese sentido, se le agradece a la Cámara la invitación de expertos foráneos que aportaron esa voz imparcial e informada, por su madurez, conocimiento académico y experiencia profesional en la discusión, que sirvió para recoger y sintetizar las aspiraciones de la sociedad civil, empresarios, autoridades, profesionales y académicos locales. La intervención de profesionales extranjeros en un tema nacional me recordó al Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges), cuya sede está en otro hermoso edificio neoclásico en el mismo barrio. Este instituto, en sus 89 años de existencia, ha aportado mucho en materia científica y políticas de salud pública, gracias a la destacada colaboración entre profesionales nacionales y extranjeros.

Retrospectivamente, el Icges me vino a la memoria, como fruto de las sentidas necesidades en materia de investigación en políticas urbanas, de diseño, movilidad y sostenibilidad ambiental urbana que surgieron de las mesas de trabajo. Si bien la Cámara de Comercio se comprometió a dar mayor impulso a su Observatorio de Movilidad Urbana, pienso que resultaría más provechoso que movilizara sus recursos y contactos con los sectores financieros y políticos, para fundar y financiar, mediante una alianza público-privada, un Instituto Panameño de Estudios Urbanos, entidad investigadora que pudiera contar con una directiva representativa del sector oficial, del sector inmobiliario y de la construcción, profesionales de ingeniería, arquitectura y de planificación, además de estudiosos de las ciencias urbanas de universidades estatales y de la sociedad civil. La idea de dicho instituto sirve múltiples propósitos: el primero, como un ente investigador multidisciplinario que estudie, con rigor académico, los problemas y proponga soluciones efectivas. Para ello, es importante que cuente con profesionales, panameños y extranjeros, que alimenten y refresquen los conocimientos de todos los miembros del instituto. El segundo propósito es servir como foro en el que, periódicamente, se reúnan todos los sectores para debatir los temas estudiados por los académicos y profesionales y las posibles soluciones, a fin de desarrollar acuerdos y compromisos que generen políticas, nuevas y mejores prácticas en el sector privado, y se eduque a la ciudadanía en urbanismo. El tercer fin sería evaluar los efectos sociales y ambientales, positivos y negativos, de las políticas de ordenamiento y las prácticas del sector inmobiliario y de la construcción.

Un cuarto propósito debería ser que ese cúmulo de conocimientos y experiencias sean documentados, de forma organizada y sistemática, para su conservación y referencia entre las futuras generaciones, quizás, hasta sirviendo de base para la creación de la carrera de urbanismo en Panamá y su regulación.

No se debería echar a perder el ímpetu y el positivismo que generaron los talleres del foro de movilidad, ojalá se sigan reuniendo todos los sectores y que, fruto de esos diálogos, surja un instituto necesario para el desarrollo de un país tan urbano como el nuestro.


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