El 2 de febrero de 2017, puso sus pies en el Centro Regional Universitario (CRU) de Colón, el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela. Con esto correspondió a la invitación del rector de la Universidad de Panamá, Dr. Eduardo Flores Castro, hecha en noviembre de 2016 en Colón con motivo de la celebración de las fiestas patrias.
Para los universitarios colonenses y para la propia sociedad de Colón, era un trascendente momento, puesto que nunca un mandatario había visitado las instalaciones de la universidad colonense, tal vez por los prejuicios que han construido los mismos políticos, cuyo accionar clientelista, demagógico, populista y de intereses -no coincidentes con el de las grandes mayorías- no encuentra el espacio cómodo y adecuado en la institución para el desarrollo de sus “maniobras”.
La visita presidencial fue de beneplácito. El presidente Juan Carlos Varela hizo una promesa en los términos de hacer una inversión de $15 millones en el CRU de Colón, la cual debía cumplirse en tres fases: una primera que contemplaba la pintura de edificios, la adecuación de baños y de techos de edificios; una segunda que debía realizarse con fondos de cooperación internacional para el arreglo de la piscina y para la construcción del edificio de la Facultad de Humanidades, y una tercera etapa referida a la construcción de nuevos edificios y la demolición de otros, la cual aproximadamente podría demorar dos años. La promesa presidencial si bien ilusionó un poco, hubo de ser vista con cautela, puesto que la práctica común de la clase política ha sido prometer y no cumplir.
Esto es desafortunado, puesto que los trabajos de remodelación del CRU de Colón, inscritos en el proyecto de renovación urbana, debieron iniciarse en dos semanas a partir de la visita presidencial, los cuales todavía esperan sin que se aviste en lontananza algo que dé señal de que se hace bueno lo ofrecido. Una sociedad no puede dirigirse ni pretender construirse sobre bases axiológicas endebles. La palabra empeñada y cumplida era antes la mejor carta de presentación; ahora lo es, la palabra mal empeñada y por ello incumplida.
Los edificios del CRU de Colón datan del año 1929 y ellos albergaron a la antigua escuela primaria y secundaria de la comunidad de Rainbow City, hoy Arco Iris. Allí asistieron los hijos de los trabajadores del Canal de Panamá. Ya el paso del tiempo da cuenta de ellos, por lo que urgen las adecuaciones en unos casos y las construcciones de nuevos edificios.
Dar una mirada al CRU de Colón es hacerlo a la educación superior de esta provincia, que cada año da a la sociedad un recurso humano profesional bien forjado, a pesar de las limitaciones económicas y de las malas infraestructuras físicas con las que cuenta. El regateo a la educación superior es impensable en un mundo que cada vez más se asienta sobre el conocimiento, la ciencia y la tecnología. Y nada mejor que apostar a ella, fortaleciéndola, puesto que, por consecuencia, se le hace al país.
El presidente Juan Carlos Varela debe cumplir lo que prometió al CRU de Colón.
El autor es docente universitario
