Cuando todo es absurdo



Funcionarios que trabajan y se les paga los días 29, 30 y 31 de febrero. Una Asamblea Nacional poniendo todos los obstáculos posibles a una auditoría, la primera de la historia panameña.

Diputados tuiteando su “transparencia”, pero no su partida 080.

Cuando los que deben cuidar atacan, cuando lo que importa es el circo y no el pan, cuando hay dinero para viajes y no para medicinas, llegas a la conclusión de que todo es absurdo: la estupidez se ha instalado en la mente de una sociedad a la que el sistema le tiene tomada la medida y le hace un traje para cada ocasión.

Es absurdo creer que la política, el Estado o la sociedad son entes; no, lo forman personas, panameños que roban, que son honestos en foto, pero en sus cuentas son ladrones, son políticos panameños los que regalan comida o prometen sabiendo que nunca cumplirán con tal de que les voten.

Los “elegibles”, los “independientes”, los “nuevos políticos”, ¿sufren del mismo mal? Eso es lo que tenemos que preguntarnos.

En esta ocasión, nos visten de rojo para el Mundial.

Serán unas semanas lejos de la realidad corrupta, celebrando un logro caro y efímero en vez de estar atentos a lo que hace la Asamblea para seguir bloqueando la acción de la Contraloría. La temen porque la deben.

“Una cosa no quita la otra”, dicen, pero aquí sí: vamos con camisetas de la selección, carísimas, a pesar del alto costo de la vida. “Pero eso es hacer patria”, insisten. No: hacer patria es vigilar las instituciones, es pedir cuentas al servidor público, no servirle con nuestra indiferencia la posibilidad de seguir delinquiendo.

El autor es escritor

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