¿Bye Bye Banks? Es solo el título del libro de Haycock y Richmond que describe cómo los bancos tradicionales están siendo desplazados, reducidos y desintermediados por nuevas empresas tecnológicas (Fintech y Neobancos). Este desafío ha estado cambiando el campo de juego de la industria financiera internacional y ha llevado a los bancos tradicionales a transformar su modelo de negocios mediante una mayor adopción de nuevas tecnologías como Big Data, Blockchain e Inteligencia Artificial, para mantenerse vigentes y poder seguir sirviendo eficientemente a sus clientes en un mundo cada vez más digitalizado, competitivo e inclusivo.
Así como en las últimas décadas la innovación tecnológica ha impactado diversas industrias, la financiera no podía ser la excepción. Un caso emblemático es el del ucraniano Jan Koum, quien, tras mudarse a California, desarrolló en 2009 una aplicación de mensajería móvil y fundó Whats- App. Este servicio gratuito de mensajería desafió a la industria global de telecomunicaciones y, en 2014, fue adquirido por Facebook (ahora Meta) por 19 mil millones de dólares. Según Bloomberg, WhatsApp impactó a la industria de telecomunicaciones en más de 32 mil millones de dólares, obligándola a reducir tarifas y a ofrecer novedosos planes de datos, almacenamiento en la nube y servicios de Internet de alta velocidad.
A mediados de la década del 2010 se comenzó a desarrollar en Asia, Europa y Estados Unidos el Open Finance, un movimiento respaldado por regulaciones dirigidas a los servicios de pago, el Open Banking y las Fintech. Más recientemente, en Latinoamérica, países como Brasil, México, Chile y Colombia han avanzado en su desarrollo e implementación, mientras que otros, como Perú, Argentina, Ecuador, Uruguay, Panamá y Paraguay, están en proceso de crear el marco regulatorio necesario para fomentar la innovación financiera, la competencia, y una mayor inclusión y protección del consumidor.
Múltiples bancos han decidido incorporarse activamente a este proceso de innovación tecnológica para evolucionar su modelo de negocios. Los mayores bancos americanos y europeos, como JP Morgan, Bank of America, Citibank, ING, Santander, BBVA, Société Générale, Deutsche Bank y UBS, están utilizando tecnología Blockchain e Inteligencia Artificial para innovar sus procesos y servicios financieros. Otros bancos han optado por explorar integraciones con Fintechs para lograr mayores sinergias y enfrentar la competencia de las big techs, que también están promoviendo productos como Google Pay y Apple Pay. Fintechs como Wise, regulada por el Banco Nacional de Bélgica, ofrecen cuentas digitales en más de 160 países, que pueden abrirse en menos de 10 minutos, permitiendo procesar transferencias internacionales en 40 divisas casi instantáneamente y a un costo muy bajo (alrededor del 10% del costo de un banco tradicional), procesando alrededor de 150 mil millones de dólares por año.
En Latinoamérica también se han visto importantes avances que han permitido desarrollar las primeras iniciativas de neobancos o bancos digitales. Tal es el caso del brasileño NU Bank, fundado con la idea de democratizar el sistema financiero del país. Inició operaciones en 2014, lanzando una tarjeta de crédito internacional respaldada por Mastercard, sin comisiones ni anualidades, administrada totalmente de forma digital. En solo seis años, NU Bank se convirtió en el sexto banco más grande del país y actualmente es considerado el neobanco más grande del mundo fuera de Asia, con cerca de 100 millones de clientes en Brasil, México, Colombia y Argentina.
Además de NU Bank, otros neobancos operan en Latinoamérica, como los brasileños Neón y C6 Bank, que cuentan con 25 millones de clientes, siendo C6 Bank en el que JP Morgan ya mantiene el 46% de participación accionaria. También destacan Ualá en Argentina y los mexicanos Hey Bank y Albo, que ofrecen cuentas digitales gratuitas, tarjetas de débito y crédito, transferencias, facilidades de inversión y préstamos, seguros e incluso educación financiera para una mayor inclusión social. Estos servicios son accesibles digitalmente o a través de teléfonos móviles, con costos muy bajos y de forma versátil.
En Panamá, a pesar de no contar con una regulación que promueva las Fintechs y el Open Finance, se ha iniciado a través de la banca un incipiente desarrollo de verticales o segmentos digitalizados, con los cuales se espera incorporar a cerca del 50% de la población que aún no está bancarizada. Esto se ha logrado mediante pasarelas de pagos digitales, como Yappy del Banco General, Ñequi de Banistmo, pasarelas del Global Bank, BAC Credomatic y Credicorp, Paguelofácil, PayU, entre otras.
Oportunas regulaciones y estrategias permitirán incluir a una buena parte de los latinoamericanos que aún no están bancarizados y facilitarán una transformación ordenada de la industria financiera regional, de forma ágil y segura, en beneficio de todas las partes, contribuyendo al desarrollo sostenible e inclusivo de nuestros países y promoviendo una industria cada vez más competitiva, evitando así tener que decir: Adiós a los bancos.
El autor es economista