En Panamá, solemos hablar de la pobreza como si fuera un destino inevitable. Sin embargo, la verdadera pobreza no es solo la falta de ingresos, sino la ausencia de oportunidades para generarlos. La Comarca Ngäbe Buglé, una de las regiones más desfavorecidas del país, posee un potencial enorme para transformar su realidad si se enfocan nuestros esfuerzos en dos sectores estratégicos: la agricultura y el turismo.
La agricultura es, por naturaleza, una actividad que fortalece la seguridad alimentaria y permite generar ingresos de manera directa. No se trata únicamente de repartir semillas y esperar resultados, sino de implementar programas integrales que incluyan asistencia técnica, manejo sostenible de suelos y recursos, sistemas de riego, acceso a insumos y apoyo en la comercialización. Es necesario que las familias aprendan no solo a sembrar, sino también a vender con valor agregado y con visión de mercado.
Uno de los cultivos con mayor potencial es el café. Las tierras altas de la Comarca tienen las condiciones perfectas para producir un café de calidad, incluso orgánico, que podría posicionarse en los mercados internacionales como un producto único: “Café Ngäbe Buglé – cultivado de forma sostenible y cosechado a mano por comunidades indígenas de Panamá”.
Para maximizar este potencial, se podría instalar un beneficio de café en San Félix, junto a la carretera Panamericana. Desde allí, el producto podría procesarse, empacarse y exportarse directamente, generando ingresos constantes para las comunidades y empleo local en la cadena de producción. Hoy en día, palabras como “orgánico” y “sostenible” no solo agregan valor, sino que abren puertas a consumidores dispuestos a pagar más por un producto que cuida el medio ambiente y apoya a las comunidades.
El turismo cultural y ecológico es otra gran oportunidad. Capacitar a la población en atención al visitante, hospedaje, gastronomía local, guianza turística y venta de artesanías inspiradas en su herencia cultural puede abrir fuentes de ingresos constantes. Imaginemos rutas de senderismo por paisajes vírgenes, talleres donde los turistas aprendan a elaborar vestimenta tradicional o experiencias de convivencia donde los visitantes compartan un día entero con una familia Ngäbe. Este tipo de turismo, bien gestionado, es sostenible y genera ingresos sin destruir el entorno.
Esto no es un sueño. Es una realidad que la Fundación Nuestra Señora del Camino viene trabajando desde hace décadas, con escasos recursos, pero con un compromiso inquebrantable con la capacitación, la dotación de herramientas, la mejora de sistemas de producción, el apoyo en la comercialización y la formación humana cristiana. Panamá debería apoyar, ampliar y replicar este modelo, que ya ha demostrado resultados concretos.
Los Ngäbe Buglé son tan panameños como cualquier otro ciudadano de este país. Merecen ser incluidos en los sectores productivos y tener la oportunidad de contribuir al desarrollo nacional. No pueden ni deben ser vistos solo como receptores de subsidios y ayudas. Es justo que aprendan a ser autosuficientes, a producir para el país y a ser protagonistas de su propio progreso.
La Doctrina Social de la Iglesia Católica nos recuerda que el trabajo no es solo un medio de subsistencia, sino un deber y una forma de dignificar la vida humana. Dios nos llama a producir con nuestras manos, a transformar la tierra y los talentos que se nos han confiado para sostenernos y servir a los demás. Ayudar a la Comarca Ngäbe Buglé a ser productiva no es un acto de caridad pasajera, sino de justicia social.
La meta debe ser clara: que las comunidades sean autosostenibles, que produzcan sus propios alimentos, que generen ingresos con su trabajo y que sean parte activa de la economía panameña. La pobreza no se combate con asistencialismo eterno, sino con herramientas, capacitación y oportunidades para que cada persona pueda decir con orgullo: “Esto lo logré con mi esfuerzo”.
Panamá tiene la obligación moral, social y económica de acompañar a la Comarca Ngäbe Buglé en este camino. Si lo hacemos bien, no solo estaremos mejorando su calidad de vida, sino construyendo un país más justo, más próspero y más unido. #TodosSomosUno
El autor es empresario.

