Aunque hoy parece más radical y preocupante que la señal del wifi falle en la casa por algunas horas lo que impide conectar los equipos y ver las series favoritas; para otros la falta de agua para sobrevivir es mucho más urgente. Y es que nuestro cuerpo solo puede sobrevivir de 3 a 5 días sin este vital líquido, luego de esto se hace difícil realizar algunas funciones básicas.
Según un Informe de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo entre dos mil y tres mil millones de personas sufren escasez de agua en el mundo.
En Panamá se sufre de esta situación, sobre todo en la población con algún nivel de pobreza multidimensional. Y es que lo multidimensional es un concepto relativamente nuevo, como también cambiaron los conceptos tradicionales de la seguridad y defensa como se conocían antes; en la Conferencia Especial de las Américas de la OEA, México 2003 se relacionan nuevos aspectos que inciden sobre la seguridad por mencionar en este orden de ideas: desastres naturales y el deterioro del medio ambiente.
Sin duda, los desastres naturales representan una grave amenaza; el Banco Mundial afirma que el cambio climático se manifiesta a través del agua, 9 de cada 10 desastres naturales se relacionan con el agua.
Esta población vulnerable se ve afectada en la cohesión social por la falta de agua que los lleva a realizar protestas para captar la atención de quienes deben resolver esta problemática de orden social.
Esto por consiguiente se refleja en una alteración del orden público que termina afectando a terceros, y que es objeto de atención por la fuerza pública que debe reestablecer el orden.
La escasez de agua afecta aproximadamente al 40% de la población mundial y, según predicciones de Naciones Unidas y del Banco Mundial, la sequía podría poner a 700 millones de personas en riesgo de desplazarse para 2030. No resulta difícil que un porcentaje de estos migren por estas latitudes, como ya es una tendencia.
Kitty Van Der Heijden, jefa de cooperación internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores de Países Bajos y experta en hidropolítica afirma: “Si no hay agua, la gente empezará a desplazarse”.
A lo largo del siglo XX, el uso mundial de agua creció a más del doble de la tasa de aumento de la población. Esta disonancia está llevando actualmente a muchas ciudades, desde Roma a Ciudad del Cabo, desde Chennai a Lima, a racionar el agua. Las crisis del agua han estado casi todos los años desde 2012 entre los cinco primeros peligros de la lista de Riesgos Globales por Impacto del Foro Económico Mundial.
En 2017, sequías severas contribuyeron a la peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial, cuando 20 millones de personas en África y Medio Oriente se vieron obligadas a abandonar sus hogares debido a la escasez de alimentos y a los conflictos.
Ahora bien, hay una relación directa e innegable de la escasez de agua con la generación de protestas y de migración, eventos que son totalmente compatibles con la realidad nacional. Pero hay otro componente que cierra esta trilogía de amenazas, la economía.
El Canal de Panamá, el principal activo económico del país, que ya ha manifestado que la Cuenca Hidrográfica del Canal ha registrado sequías, esta cuenca representa un activo de un incalculable valor estratégico y ambiental para Panamá, por su efecto en las operaciones del canal.
En un futuro como ya se observa hoy, la escasez de agua producirá conflictos de alto impacto para el mundo. El crecimiento de la población y el desarrollo económico están impulsando la creciente demanda de agua en todo el mundo. Mientras tanto, el cambio climático está disminuyendo el suministro de agua o haciendo que las lluvias sean cada vez más erráticas en muchos lugares.
Hagamos conciencia ya, desde lo individual y los Estados deben motivar la cooperación para enfrentar esta amenaza real.
El autor es oficial del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront Panamá), magister especialista en seguridad y derechos humanos

