El problema profundo que existe en torno a la supuesta falta de liquidez para pagar a los pensionados en los años venideros radica en torno a la corrupción que es le mal que nos aqueja en estos actuales momentos y causante de la deuda externa desorbitante y la debacle de muchas instituciones públicas.
A mi juicio, el presidente Mulino, si realmente quería ganar credibilidad, debió empezar por atender los problemas de fondo que han llevado al Seguro Social al despeñadero en el que se encuentra actualmente. En primer lugar, era fundamental acabar con el monopolio y el tráfico relacionado con los medicamentos caros. Sin embargo, al igual que otros temas, como el caso de la Unachi, todo quedó en un simple “mero rofeo”, como decimos en buen panameño.
Nadie es tan ingenuo para no darse cuenta que la carencia eterna de medicamentos en el Seguro Social no obedece a la supuesta burocracia como se ha pretendido hacer creer, sino al vínculo que hay entre los intereses creados para obligar a los miles de asegurados a comprar medicamentos en farmacias y hospitales privados donde sus costos son astronómicos y ha contribuido al enriquecimiento del círculo que lucra a costa de la vida y salud de miles de panameños.
En una de las conferencias de los jueves, el Presidente habló del problema de los medicamentos caros pero no se ha hecho nada en concreto. Solo se limitó a decir que tienen carta abierta a todo el que viaje al exterior y consiga medicamentos más baratos como si todos tuviéramos la misma capacidad de hacerlo.
Sobre los dineros que se malversaron del Seguro, así como de los millones de dólares que muchas empresas deben al seguro tampoco hubo una medida de investigación seria y únicamente de forma muy irresponsable se limitó a decir : “yo no me voy a dedicar a la cacería de brujas”. Es decir, la gestión Mulino apunta al mismo pacto de no agresión que siempre ha existido entre los gobiernos entrantes y salientes donde hay acusaciones mutuas de todo tipo y no pasa nada.
He escuchado decenas de expositores en la Asamblea Nacional sobre la forma de salvar el Seguro Social sin tener que aumentar los años de jubilación, pero ninguna parece satisfacer al Presidente, quien de forma contradictoria primero dice que nada está escrito en piedra y luego que la única vía posible es su propuesta para “salvar al Seguro”, incluso con amenazas apocalípticas, donde los que cotizaron toda una vida no podrán cobrar su dinero el día que se jubilen, advertencia que tiene todos los tintes de un burdo chantaje politiquero.
El hecho que le vino a agregar un sabor agrio a las consultas sobre las posibles salidas a la “llamada crisis del Seguro Social” fue el anuncio de la bancada del partido Realizando Metas de no apoyar el aumento de la edad de jubilación y denunciar que hay intenciones de algunos bancos privados por manejar los millones que generan las cotizaciones de los asegurados.
Algunos opinan que la mano del expresidente Ricardo Martinelli está detrás del anuncio de la bancada de Realizando Metas que, incluso, a mi juicio le “robó el mandado” al movimiento Vamos dentro de la Asamblea, que se ha caracterizado por ser el más crítico, pero se ha quedado corto con relación a su análisis y propuesta de fondo.
Las declaraciones posteriores de la bancada del PRD sumándose a la postura de Realizando Metas son patéticas y politiqueras, ya que en los años en que tuvieron el poder jamás movieron un dedo para por lo menos dar un paso en torno a la solución de la crisis estructural del Seguro Social.
Como dije en escritos pasados, el Estado panameño es el que peor trato le ha dado a los jubilados en comparación con otros gobiernos de la región que ofrecen mayores incentivos a sus jubilados.
Ahora bien, el Presidente es el que tiene el poder político en sus manos y no Martinelli como lo ha hecho saber y es bien sabido que ese poder no se pretende compartir. Incluso teniendo a la Asamblea en contra, el Presidente podría ejercer la acción temeraria de disolverla y llamar a una constituyente que hace rato viene sonando en la voz de asesores conocidos. Aunque también es sabido que aunque Mulino ganó por mayoría de votos, los mismos no llegan ni a un 40% de legitimidad.
Como dice la vieja frase: “el que juega con fuego se puede quemar” y encender un fósforo rodeado de explosivos es muy peligroso.
El autor es sociólogo y docente panameño.