El título de este artículo se refiere a una expresión popular que significa que no se debe prestar mucha importancia a cosas que no tienen valor o relevancia. En otras palabras, implica ignorar aquello que no merece nuestra atención.
¿Qué está pasando en Panamá? Parecemos vivir en un inframundo, en completa oscuridad. El Presidente y su Gabinete trabajan bajo un manto de secretismo. Un día dicen una cosa, al siguiente la cambian, y al final, ni lo uno ni lo otro.
El acontecer de nuestra nación, la mayoría de las veces, lo conocemos a través de las redes o de las noticias internacionales.
Actualmente, Panamá está sometido a conflictos desgastantes, tanto nacionales como internacionales, debido a una mala gestión gubernamental.
En el ámbito internacional, nos hemos dejado avasallar por Estados Unidos, el poderoso país del norte. Su presidente está obsesionado con recuperar el Canal de Panamá para su país, porque dice que ellos lo construyeron y compraron.
Para tal fin, ha seguido una agenda maquiavélica, organizada con base en falsedades. Ha enviado emisarios de alto rango a Panamá para presionarnos y con instrucciones precisas.
Incluso, ordenó formalmente a funcionarios del Pentágono presentar “opciones militares creíbles” para garantizar el acceso sin restricciones de Estados Unidos al Canal de Panamá.
Paso a paso, avanza en su propósito con el beneplácito del gobierno panameño. Ya se firmó el “Acuerdo de entrenamiento a largo plazo de las fuerzas de seguridad panameñas” (el pueblo se enteró después de su firma).
La embajada de Estados Unidos anuncia la presencia de aviones y helicópteros militares en nuestro espacio aéreo.
Se ha anunciado el proceso de compra y venta de los puertos en ambos extremos del Canal de Panamá. La compradora resultó ser la administradora de fondos más grande del mundo, cuyo CEO es Larry Fink.
Además, Panamá ha puesto fin al acuerdo de la Ruta de la Seda.
Todas estas acciones parecen ser una respuesta a presiones externas.
¡Desconocemos su origen!
La respuesta podría estar en la famosa frase de un gran cantante ya difunto: “Lo que se ve, no se pregunta”.
Somos un país pequeño y débil. ¡Es la verdad! Es la lucha entre Goliat y David, pero sin la honda. El presidente de Panamá dice: “No necesito compañero para viajar”. ¡Cuán equivocado está!
Es urgente que conforme su Gabinete internacional con personas ilustres, íntegras y con una agenda diplomática clara y bien estructurada, para buscar el apoyo de otros países.
Las razones verdaderas nos favorecen. Presidente… ¡escuche! No solo oiga.
Escuchar es un acto voluntario que implica prestar atención activa y consciente. Se comprende lo que se oye. Oír es un proceso fisiológico involuntario. No requiere concentración.
¡No abra más frentes de conflicto! ¡No nos conviene! Es hora de sumar, no de restar. Deje ese lenguaje coloquial cargado de burla y sarcasmo. Deje de creerse el faraón Ramsés II. El poder es transitorio.
Lo que usted haga quedará en la historia. Recuerde siempre cómo llegó a la Presidencia El 34% de la población con derecho a votar lo eligió. Usted no era la primera opción del partido que lo postuló.
Un personaje muy reconocido e importante dijo: “Yo quiero entrar en la Zona del Canal”, lo hizo, pero no logró vivirlo.
Usted logró la Presidencia porque así lo dispuso el destino. Cumplió el sueño de muchos niños que dicen: “Cuando yo sea grande, quiero ser presidente”. Entonces, ¡hágalo bien!
Le quedan cuatro años y algunos meses. Limpie la casa con humildad y sabiduría. Regálenos ese sentimiento de patria orgullosa. Deje de ser bagazo! Y deje de tratarnos como tal.
La autora es arquitecta.