Esto parecerá pueril para algunos; sin embargo, es uno de los asuntos de extrema importancia que pueda tener país alguno del orbe.
En el estudio del urbanismo aprendí algunas cosas básicas al respecto de la primera. Por ejemplo: que, en la concepción de Estado, solo existen dos elementos básicos e importantes a lo sumo, cada uno de ellos, y que, a la falta de uno, esta organización política jamás podrá darse como tal, o sea, no puede existir. Ellos son: la nación, es decir, la población, y el territorio, o sea, el suelo.
También aprendí que todo lo que se haga, todo lo que se aprenda, todo servicio que se brinde y toda actividad socioeconómica que se realice, lo será para y por la población, sobre el suelo.
Aprendizaje cierto fue el hecho de que, una vez la comunidad de naciones reconozca la existencia y unión de estos elementos, sumado a la organización de un gobierno, entonces surge la figura del Estado; esta condición debe producir de manera simultánea la necesidad de existencia y desarrollo de políticas para el cuidado del territorio en el amplio espectro del término.
De aquel estudio en asuntos de ciudad, planificación y ordenamiento del territorio, se comprende lo crucial en el cuidado de éste para el Estado y lo que significa, es decir, su defensa y protección, que es lo mismo decir cuidado y defensa de la soberanía patria y aseguramiento de la existencia como país. Acción que siempre ha sido, en cualquier Estado, labor o responsabilidad de ejército o cuerpo bélico especializado en aquellos menesteres, sumado o apoyado por mecanismos de diplomacia, acuerdos internacionales y tratados.
Por otra parte, se aprende que siempre ha existido, desde el inicio de los tiempos y tristemente su existencia permanece, lo que yo llamo depredadores territoriales, y que otros tildan de invasores, cuyas características y modus operandi corresponden a grandes y poderosos Estados, como fieras hambrientas, de recursos naturales, poder y engrandecimiento territorial, poder financiero, entre otros. Todo esto bajo el negocio o nuevo esquema llamado imperialismo, nombre acuñado por John A. Hobson en 1902.
Entonces debemos entender y tener claro que son apropiadores del territorio ajeno de Estados débiles, asustadizos e indefensos, que no tienen cómo ni con qué protegerlo, ni a su nación, ni a sus recursos. Situación que aquellos olfatean a distancia, como hienas hambrientas, y motivan grandes y tristes conflictos bélicos. Hoy hay suficientes y claros ejemplos en desarrollo, y no descansan en producir nuevos. No les importa en lo más mínimo todas las consecuencias que su accionar produzca, ya sea deterioro del territorio, de la economía, del desarrollo, de la calidad de vida y, finalmente, la disminución de la nación depredada por muerte, migración y con ello desaparición de aquel Estado.
El SENAN y el SENAFRONT son las instancias de gobierno del Estado creadas para el cuidado y defensa del territorio nacional, por aire, tierra y mar, de los límites y fronteras con otros y los acontecimientos o manifestaciones de toda índole y naturaleza que en ellos puedan darse.
Hoy leo con beneplácito, en los medios nacionales de comunicación mediática, la inversión de por lo menos 200 millones de Balboas, en la adquisición de algunos aviones para transportación, unos y otros artillados para acciones de defensa aire-tierra; aquello será para la vigilancia y protección del territorio nacional.
Es comprensible y debe entenderlo la comunidad nacional que se trata de equipo necesario y tal vez suficiente para brindar servicio de auxilio en urgencias que con oportunidad la población nacional requiera, así como vigilar y controlar acciones ilícitas dentro de las fronteras patrias desde el aire, porque solo por mar y tierra ello no es posible de manera alguna. No se trata y jamás será suficiente en lo más mínimo, ni es el propósito contrarrestar a un depredador territorial internacional.
Por otra parte, tampoco la citada acción de cuidado del territorio nacional de manera terrestre podrá ser eficaz y eficiente sin la existencia de infraestructura vial que corresponda (carreteras) de todo tipo, naturaleza y con el equipo logístico pertinente.
Hay que recordar el viejo pero sabio refrán: “El ojo del amo engorda al caballo”, o sea, debes estar presente, atento, vigilar y cuidar lo tuyo, en este caso del territorio nacional, porque se trata de la soberanía patria, de la existencia, de permanencia del Estado y nuestra nacionalidad.
También aprendí en aquella oportunidad que la seguridad del territorio nacional en la modalidad terrestre, como toda acción de emergencia urbana de naturaleza que sea, es necesario poder acceder. Entonces, se hace necesario contar con las vías de acceso pertinentes, es decir, en calidad, cantidad, ubicación y alineamiento que corresponda. No hay forma ni manera de cuidar y mantener la seguridad del territorio en la modalidad terrestre sin el acceso que corresponde. La vialidad terrestre nacional es escasa; pareciera no comprenderse que se trata de seguridad nacional. No es solamente dar acceso a las comunidades, es poder cuidar del territorio, de su población y acceder al sitio con acciones claras y oportunas.
A manera de ejemplo, la parte norte del país, el Atlántico, toda acción de seguridad terrestre desde el sitio Miguel de la Borda en la provincia de Colón hasta Bocas del Toro, prácticamente no puede darse; entonces el territorio nacional estará en manos o bajo el dominio y control de personas y/o movimientos sociales o actividades de cualquier naturaleza al estar desprovisto de vías de acceso terrestre, por lo que también estará desprovisto de acciones de seguridad oportuna, al igual que la población que en ella mora.
Entonces, en hora buena, la inversión en equipo para vigilancia aérea del territorio patrio, e igual deberá hacerse o darse un ejercicio de planificación e inversión vial general en el territorio patrio, en el entendido y pensamiento de que se trata de la seguridad nacional en su conjunto y no solo en vialidad como comunicación para comunidades.
El autor es abogado y urbanista.