Al grano: El Parlacen, un ramillete de aberraciones

Al grano: El Parlacen, un ramillete de aberraciones


Como si no bastara con los delincuentes regionales, ahora el Parlacen importa la impresentable presencia de Rusia como Estado observador. Sí, Rusia, el invasor y violador de derechos humanos cuyo régimen mata a sus opositores y sobre cuyo mandatario, Vladimir Putin, pesa una orden de arresto de la Corte Penal Internacional.

Justo ahora, que el gobierno panameño alza la voz contra la invasión rusa en Ucrania y anuncia la apertura de la embajada de Ucrania en Panamá, el diputado panameño Carlos Outten, del partido de Martinelli, impulsa, de la mano de la también impresentable bancada nicaragüense, que Rusia entre al Parlacen para “estrechar vínculos”. Un país que ni está en Centroamérica ni es el gran socio comercial de la región. Ah, y cuya principal exportación histórica a Centroamérica fueron las armas con las que se mató a tanta gente.

Eso es impresentable y deja al descubierto dos cosas. Uno, que Mulino no tiene bancada. La bancada RM, tanto en la Asamblea como en el Parlacen, hace exactamente lo que le da la gana. Y dos, la cercanía de esa bancada con el gobierno de Nicaragua, propulsor de la idea de Rusia. Los dedos del asilado, otra vez.

Pero la pregunta de fondo es por qué seguimos ahí. Y aquí cabe recordar que fue José Raúl Mulino quien, en 1994 como canciller, negoció nuestra entrada a ese organismo, en un contrato que no tiene cláusula de salida. Eso es como firmar un contrato de alquiler que no dice cómo se acaba el alquiler. Pero estamos en Panamá, el país de lo surreal.

Entonces ahí estamos todos pagando por lo menos $3.2 millones al año (porque la cifra tampoco es clara, pública ni transparente) básicamente para que políticos que quieren evadir la justicia aquí vayan a resguardarse allá. Un trofeo de impunidad.

Ahí está Varela, huyéndole al caso Odebrecht. El hijo de Martinelli, evadiendo Blue Apple y Odebrecht. Carlos Outten, que ha tenido casos de pensión alimenticia y fue detenido in fraganti en una protesta en las instalaciones de Panama Ports. Alma Cortés, condenada por peculado y esperando otro proceso por presunto enriquecimiento injustificado. Jaime Ford, imputado en Odebrecht y en la Autopista Arraiján-Chorrera, y con una condena y una multa millonaria por blanqueo en Blue Apple. David Ochy, condenado por Blue Apple y procesado por peculado en la misma autopista que el otro. Giselle Burillo, sobreseída por peculado dos veces. Ah, y Benicio Robinson. Esa es nuestra representación ante el Parlacen. ¿Qué tal?

Y Rusia es la situación del momento, pero no la única por la que hemos sido noticia internacional… y siempre para mal. El año pasado fue la forzada juramentación de los hermanos Martinelli, en 2014 la juramentación del papá un día después de dejar el poder huyéndole a los pinchazos. Y así nos vamos. Allá se han ido a acobijar el Toro para el caso Pecc, Mireya cuando las donaciones de Taiwán, Martín cuando el Cemis... Una guarida de maleantes, como lo dijo Martinelli, que hablan hierbas aromáticas, dan recomendaciones no vinculantes y no han presentado un solo resultado para Panamá en 30 años. Ese es un organismo que ya ni siquiera se puede decir que es inoperante porque eso sería inofensivo, sino que es nocivo. Y que nos sangra.

Y, obvio, ningún gobierno se ha atrevido a tramitar nuestra salida de verdad, porque, como ya vimos, todos saben que automáticamente (o cuando lo necesiten) pueden ir a resguardarse allá. Y digo tramitar nuestra salida de verdad porque para sacudirnos de ese contrato sin cláusula de salida habría que aplicar convenios internacionales o los demás países tendrían que aprobarlo. ¿Y quién quiere perder a un país que aporta el Canal, la Zona Libre, el dólar, el Hub de las Américas, las cuotas y diputados tan complacientes?

Y eso sin contar que el sistema de elección de los diputados es inconstitucional, porque el tratado del Parlacen dice que deben ser electos de la misma forma que los diputados nacionales y aquí las roscas de los partidos hacen sus listas y los eligen indirectamente a través del voto que recibe cada candidato presidencial. Ah, pero ahí están los diputados panameños pidiéndole a la Corte revisar sus salarios, porque, pobres, ganan muy poco. Trabajan una semana al mes y el boleto y la estadía los paga el organismo.

Ahora que el gobierno dice que quiere reducir el tamaño del Estado, pues ahí va una facilita. ¿Pasarán de los comunicados a la acción? Digo, desde enero Panamá ocupará un puesto en el Consejo de Seguridad. Que no solo nos saque de las listas, sino también de esa cueva de ladrones. Ya está bueno de que la casa pierda y ni se dé cuenta.



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