Estamos estrenando gobierno, pero la noticia más importante no es del Ejecutivo ni de la Asamblea, sino del MP.
En resumen, el lunes vimos cómo RM y CD lograron asegurarse toda la directiva de la Asamblea, en la que al menos cuatro de los cinco tienen oscuro pasado. Escuchamos a Mulino prometer cielo y tierra en medio de un mar de ambigüedades. Vimos a Popi Varela ser Popi Varela. La entrega del PRD, de CD y de 6 de los 8 panameñistas. El impresentable beso de sumisión al poder del solo superable por él mismo Gerardo Solís. A Petro en trampa… y a Martinelli recibiendo orgulloso a la delegación nicaragüense.
Pero realmente, la noticia más importante es la destitución de dos fiscales superiores y la renuncia de un tercero. Tres días antes de la toma de posesión de Mulino, Caraballo botó a Zuleyka Moore, que investigó el caso radares y por tanto a Mulino (quien producto de eso estuvo preso seis meses), y a Adecio Mojica, que junto con Moore investigó el caso Odebrecht, que en unos meses va a juicio con decenas de imputados allegados al nuevo gobierno. ¿Casualidad? Si sí, pues muy obscena, aunque predecible.
Caraballo ya había apartado a esos fiscales de la línea de fuego. A Zuleika Moore la tenía en Bocas del Toro y a Adecio Mojica en Chiriquí. Todo por una denuncia presentada por Lucy Molinar, la nueva ministra de Educación. ¿Y qué pasó en aquella ocasión? Los restituyeron, porque no pudieron acreditar ningún delito. Pero los mandaron lo más lejos posible y con casos de menor perfil… El castigo por incomodar a los poderosos.
La primera “justificación” fue que no eran funcionarios de carrera. A ver… Deberían tener una carrera, sin duda, pero hoy día ningún fiscal es de carrera.
Dos, no hubo un proceso administrativo ni derecho a la defensa. Casa de herrero cuchillo de papel… ni siquiera de palo.
Uno puede gustar o no de esos fiscales. Estar seguro de que le hicieron el trabajo sucio de persecución a Varela. Detestarlos si quiere. No seré yo quien saldrá a defenderlos. Pero la manera y el momento de estas destituciones dicen mucho. Si querían salir de ellos les debieron abrir procesos. Y si sí había expedientes en su contra, pues debieron decirlo.
Lejos de eso, lo que ha dicho el procurador (que o está pidiendo 10 años más en el cargo o está siendo cómplice de un pacto de impunidad) es que el MP tuvo que hacer un traslado para pagar una multa por un secuestro investigado por Moore que tuvo errores. Errores como los han tenido miles de casos en el MP, incluyendo algunos de los que ha investigado él. Y dijo: “Permítanme manejar la institución, confíen en la institución, no hagan cálculos políticos”.
Procurador: para confiar en la institución hay que entender la motivación detrás de las decisiones. Y los cálculos políticos no tendrían cabida si hubiera transparencia. Fiscales como esos, de tan alto perfil, con cerca de 30 años de servicio, que han tenido en sus manos las decisiones judiciales más trascendentales en la historia de este país, no se pueden destituir sin una explicación a la ciudadanía.
Este es un pésimo mensaje, si además le sumamos que se despidió justo a los que Martinelli, Alfredo Vallarino y sus otros abogados escriben en sus redes que van a botar. Eso es una intimidación directa, igual que las múltiples amenazas que ha hecho durante sus procesos.
Acabó de salir el fallo de absolución de Panama Papers. ¿Qué fiscal va a atreverse a apelar eso? ¿Qué fiscal se le va a parar a todos esos imputados de Odebrecht y de Blue Apple? El procurador preside la directiva de Medicina Legal, donde peritos dan testimonios claves en casos de alto perfil. ¿Quién se va a atrever a hacer lo correcto y lo justo, sabiendo que el jefe no lo respalda? ¿Quién se atreverá ahora a investigar a alguien del gobierno de Cortizo o de Varela, si los que pueden acabar mal son ellos?
Si Mulino no pidió estas destituciones, debió distanciarse de ellas. Pero en su discurso habló sobre la herramienta de opresión y judicialización del Estado… de las “víctimas” de la persecución judicial, y que le dará la llave a los fiscales para que abran los candados que amarraron sus decisiones. ¿Eso qué significa? ¿Que van a revisar los casos de Ferrufino, Rafa Guardia, Frank de Lima…? ¿En la Constitución dice que eso es función del presidente? ¿No es eso una injerencia en la justicia, justo lo que ha criticado de sus antecesores? Es hora de parar esta pelea que tiene al país de sobresalto en sobresalto. Demasiado tiene ya que enfrentar desde su silla, presidente. No más. Necesitamos que lo haga bien.