Al grano: Las conferencias semanales de Mulino



Al grano: Las conferencias semanales de Mulino


Si hay algo en lo que son hábiles los políticos es en estrategia. Analicemos el ejemplo de las conferencias semanales del presidente Mulino.

Objetivamente, son una movida inteligente. No es positivo: es súper positivo que Mulino hable. Es un buen ejercicio de rendición de cuentas y de transparencia. Él sabe llegarle al panameño en su idioma, se siente cercano, habla directo, parece molestarle lo que nos molesta a todos y se proyecta como un tipo genuino. Dar la cara es valioso siempre, pero sobre todo después de un gobierno en el que el presidente se perdía por meses. Y además, eso no le cuesta al Estado los millones que se han gastado los últimos gobiernos en autobombo.

Y políticamente hablando le está dando resultados. Como llega todas las semanas con una noticia, está marcando la agenda de debate en los medios y en la opinión pública. Otra vez, aplauso. Pero sí hay algo a lo que prestarle atención, y es el reto que representa eso para los periodistas. El reto de buscar las noticias, no solo quedarse con la que les da el gobierno. Primero porque esa es su razón de ser. Y segundo, porque ellos divulgan solo los chanchullos que afectan a los gobiernos de sus opositores. Y eso es manejable por un tiempo… La pregunta es si Mulino será igual de crítico cuando se trate de los funcionarios que él nombró. Por ejemplo, ¿por qué salió Arturo Alvarado de Sinaproc? ¿Por transparencia no debería decirlo? ¿Con qué criterio eligió, por ejemplo, a los cuestionables notarios o a Marylín Vallarino como gobernadora o a Andrés Farrugia y a Roberto Linares? No habló de la compra de las laptops ni de su apoyo abierto a Bolo Flores. Ni fue igual de duro con Nicaragua como con Venezuela. Ni ha cuestionado la diaria violación a los convenios de asilo desde esa embajada.

Por eso son tan importantes las preguntas de los periodistas que van a esas conferencias, en las que por cierto dedican el mismo tiempo que a contestar los mensajes de personas que no se identifican y que muchas veces abordan temas secundarios a la agenda nacional. Y, obvio, eligen las preguntas light. Las fáciles.

Y luego, los periodistas terminan preguntando por lo que contestó el presidente a “ropa varonil” (sí, ese era el usuario de un ciudadano que citaron la semana pasada) y no cuándo se van a publicar los auxilios económicos de Martinelli y de Martín. Porque, de nuevo, publicar los de Nito y Varela es fácil. Otra vez. El reto para los periodistas es aprovechar ese espacio para hacer las preguntas agudas, las que tienen que hacerse, las que incomodan.

El discurso de Mulino el 5 de mayo fue una catarsis de barricada con ataques directos. Pero después, tuvo dos discursos en los que destacó el respeto como lo que él quería que distinguiera a su gobierno.

Eso lo ha ido olvidando. El respeto se ha ido perdiendo con respecto a quienes no están alineados con él y eso es un rasgo autocrático. Lo vimos ordenando por X suspender una licitación del Seguro y pidiéndole al contralor no refrendar nada, cuando tanto el Seguro como la Contraloría deben ser entidades autónomas. Son posiciones que comparte la mayoría de la población, pero son autocráticas. Recuerden el mazo de Martinelli. Todo el mundo lo aplaudió y después...

También llamó chiquillos a los diputados de Vamos por no apoyar a Dino Mon. Uno coincida o no con ellos, es su derecho votar según su criterio. El consenso se construye, no se impone. No pueden ser buenos cuando lo apoyan, pero “chiquillos que están eligiendo de qué soga ahorcarse” cuando no. Y menos si pide un diálogo abierto y franco. Para la bajada la pelota rebota. El tema era el Seguro, y el epíteto desvió la atención.

Ese día habló de la compra de unas perforadoras por $10 millones que ya van por $1.6 millones. La imprecisión en esos temas es delicada. Si el presidente pone un tema en agenda, debe estar lo suficientemente informado como para que lo que diga quede claro. Generar expectativas y dejar cabos sueltos lo hará, al final, cultivar el descrédito.

Por cierto. Mulino dijo que no perseguirá, pero que nutrirá con información al MP para que investigue. Más allá de lo legal, porque lo es, ¿eso no es lo que ellos llamaban procuraduría paralela? ¿Ya está bien lo que con Varela estaba mal?

Así que presidente, aplausos otra vez. Pero ojo a lo que debe corregir para que la buena idea sea sostenible y yusted no acabe como víctima de su propio ejercicio.


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