Los partidos políticos son los brazos de la democracia. En teoría, son grupos que reúnen a ciudadanos con ideologías, planes, visiones y principios comunes sobre cómo gobernar. Se basan en que si llegan al poder harán A, B y C.
Suena sensato y sería interesante, sí, pero en Panamá los partidos no funcionan así. Aquí son agencias de empleo, maquinarias de contrataciones públicas y plataformas para intereses personales. Y un ejemplo de esto es el debate del Seguro.
Estamos hablando de la salud y de la seguridad de una vida digna después del retiro. Pero los partidos lo que buscan es ver qué sacan de la crisis. Sus prioridades son los intereses de sus dueños y donantes, no las necesidades del país. ¿Propuestas serias, coherentes y posibles? No hay.
A ver. Martinelli tiene a sus diputados serviles empujando su disparatada propuesta de tasar las operaciones bancarias. ¿A quién afectaría eso? A los ahorristas y a los nuevos depositantes que no vendrían al país. ¿El resultado? Otro golpe a la economía. Esa propuesta no aguanta un análisis serio, pero ahí están, usándolo para tapar un hueco que ellos mismos provocaron y sacarle provecho político a un tema técnico con un fin judicial.
Luego está el PRD, que después de cinco años en el poder sin mover un dedo por el Seguro, ahora salen con que los trabajadores no deben pagar por los errores de gobiernos anteriores. ¿Ah? Partido y partida de descarados. Y todo eso de la boca de Benicio Robinson, el presidente del PRD, ex presidente de la comisión de Presupuesto, que tiene 20 años como diputado, que tenía a su hijo como jefe legal del Seguro y a media parentela emplanillada. ¿Por qué no se paró así con cara de Rottweiler para reclamarle eso a su gobierno, de su partido? Ah, porque estaba en modo chihuahua.
CD solo dice que se opone al aumento de la edad de jubilación. ¿Y la propuesta? No hay. En el gobierno de Martinelli no publicaron los estados financieros del Seguro. Habrían dejado en evidencia que estaban violando la ley, metiéndose con las reservas. Es el mismo partido, con las mismas prácticas, aunque ahora se dividan entre CD y RM.
Lombana tuvo una intervención en la Asamblea y ya. Ahora está enfocado en promocionar su nuevo emprendimiento de influencer: camisetas y gorras con su cara. Digo, el tipo tiene que vivir de algo, ¿pero en este momento? El culto a la personalidad es cosa seria.
Los únicos que parecen estar haciendo algo son los de Vamos. Llevan asesores y se documentan antes de hablar. ¿Perfectos? No. Pero al menos están intentando aportar algo. Lo que el resto debería estar haciendo.
El panameñismo también. Blandón dijo que se opone al aumento de la edad de jubilación. Pero también reconoció que la bancada y la dirigencia del partido van por caminos distintos. Y ahí está parte de la crisis de los partidos. Las bancadas hacen lo que les dice su “criterio” y las dirigencias no pueden controlarlas. Además de que a Varela no le alcanzaron cinco años para empezar a abordar el problema del Seguro. Y por su parte, el PP y el Molirena, silencio absoluto. Nulos.
En conclusión, los partidos no resuelven los problemas cuando están en el poder, ni aportan soluciones cuando son oposición. Entonces, ¿para qué existen? Digo, aparte de para costarnos plata. Y mucha. Son nuestros impuestos los que financian parte de sus campañas, sus estructuras, sus subsidios y sus sueldos durante cinco años. Para que tengamos una idea, entre los partidos y los independientes, el financiamiento pre y post electoral para 2024-2029 llega a $109 millones. Eso es más que el presupuesto del Oncológico y el Hospital del Niño. O, otro ejemplo, 7.2 millones de bolsas navideñas de $15 de las que vende el Ima. No podemos seguir permitiendo que nos agarren de tontos. Ellos llegan hasta donde nosotros lo permitimos.