Al grano: Pensiones for dummies (parte 2)



Al grano: Pensiones for dummies (parte 2)

La semana pasada hablamos de lo mal que fue diseñado el sistema de pensiones, de por qué está quebrado y de las opciones que teníamos para salir del hueco.

Como continuación de eso, hoy contrastamos los dos sistemas.

En el sistema de beneficio definido, que es el sistema viejo que se conoce como solidario, todos aportamos a una cuenta enorme donde para gozar de una jubilación cotizamos por 20 años o más. O sea, 240 cuotas o más. Lo que se cotiza es el 13.5% de nuestros salarios, pagados entre el empleador y el trabajador. De esa cuenta se paga a los jubilados de hoy con la plata de sus aportes y, como no alcanza esa plata, de la cuota de los que hoy están trabajando, sin importar si sus propias cuotas alcanzarán o no para pagar su propia jubilación en el futuro. Con eso, el hueco futuro es todavía peor. Eso es lo que convierte el sistema en una vil y vulgar pirámide insostenible. En esa estructura, se paga el 60% de los mejores años del salario, con un tope de 1500 o 2500 dólares bajo ciertas condiciones.

En el sistema mixto actual, que incluye cuentas individuales, el principio es que parte de la cuota obrero patronal se deposita en el sistema de beneficio definido. Y el resto de la cuota, que es la mayoría, se pone en una cuenta individual a nombre del asegurado. Por eso se llama mixto. Te jubilas con los aportes que se hicieron a tu cuenta.

La ley 51 de 2005 estableció que las personas que hasta el 2006 tuvieran 35 años o más, quedaban en el sistema de beneficio definido. Y el resto, los más jóvenes, pasaban al sistema mixto.

Ahora hay dos corrientes sobre cómo afrontar lo del IVM. Por un lado, están los trabajadores que sostienen que hay que eliminar el sistema mixto y restablecer el sistema de beneficio definido, en el que todo lo que todos aportamos va a un fondo común. De esa manera el colapso se extiende hasta el final de la década del 2030. Sería patear la pelota, igual que han hecho todos los gobiernos anteriores, con el agravante que los miembros del sistema mixto se quedan sin sus jubilaciones y el déficit actual se multiplicaría, porque se sumaría el déficit de los más de 500 mil trabajadores jóvenes que están en el sistema mixto.

El sistema de ahorro individual, ¿a quién favorece? A la gente que gana más que el salario mínimo. La construcción es una de las industrias más fructíferas. Entonces, ¿por qué el Suntracs favorece un sistema que de alguna manera no favorece a sus propios agremiados, que son los trabajadores de la construcción? Vaya usted a saber.

En la medida que los trabajadores se den cuenta que los sindicalistas que dicen representarlos pretenden que el Estado les expropie sus ahorros para meterlos en el hueco, y que ellos mismos pasen a un sistema quebrado, creo que se harán sentir… ¿no?

Y por el otro lado está el sector privado, que propone que se implemente un sistema de tres pilares. El primero es el solidario y no contributivo (que consiste en la pensión básica universal de $120 a los 65 años). El segundo es el obligatorio de contribución definida (ahorro individual), y el tercero es el complementario y voluntario. Si aportas más, recibes más.

Lo que sí es innegable, y no se ha discutido mucho por estar la discusión centrada en el déficit, es que las cuentas individuales a la hora de la jubilación causan, en este momento, una tasa de reemplazo mucho más baja que el 60% en el sistema solidario. Un cambio en algunas de las variables para jubilarse, con un aporte del Estado a estas cuentas, podría aumentar la tasa de reemplazo. Pero habría que hacerlo ya.

El país necesita reorganizar el sistema de pensiones, maximizando las pensiones, ajustándose a la realidad demográfica del país, y donde el empleador, el trabajador y el Estado contribuyan a la carga de estabilizar las finanzas del sistema.

Hay mucho que discutir aun. Pero lo que ya debería ser tema superado es el debate de si tocar las medidas paramétricas o no. Hay que hacerlo, sencillamente porque la gente vive más ahora, cada vez las familias tienen menos hijos, lo que se traduce en menos cotizantes, y cada vez hay más informales, que es gente que no aporta al Seguro. Cuando impere la sensatez, entonces podremos encontrar una solución realista.


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