La información difiere siempre: los problemas ambientales, como canteras, minas, tierras, seguridad jurídica y derechos, son relevantes, siempre y cuando sucedan en determinada sección geográfica o le afecten a determinados grupos.
Por ejemplo, los medios de comunicación hablarán de una cantera en Coco del Mar o Clayton, de cómo afectará la calidad de vida o cómo reducirá el valor de las propiedades. Esto saldrá en amplios desplegados y será comentado en la radio y la televisión, y se entrevistará a las autoridades respecto a la solución a estos problemas. Sin embargo, esos mismos medios, tan vigilantes de la libertad de expresión y el derecho a informarse, no hablarán sobre la cantera en el río Cochea, en Chiriquí, y sus afectaciones a dos acueductos rurales, a las escuelas, negocios y comunidades circunvecinas.
No mencionarán, con la misma prontitud, a las canteras en El Chumical, en Vacamonte, ni sus afectaciones a la calidad de vida de los residentes.
Se hablará de los grupos de vecinos de San Francisco, de los afectados en las áreas céntricas de la ciudad y de cómo el ruido, las vibraciones, el paso de vehículos, la presión sobre los servicios públicos, afectan a una comunidad.
Los medios no hablarán de las 12 plantas térmicas de Colón, en Cativá y Cristóbal; de las 3 térmicas en Bocas del Toro, de las 2 térmicas en Coclé o de las 5 nuevas en Pacora y Pedregal, en la provincia de Panamá. Tampoco mencionarán otras 5 en La Chorrera y Arraiján. (ver http://www.asep.gob.pa/electric/Anexos/resumen_eolico_termico.pdf). En estos casos no se trata de una “problemática”, sino de “desarrollo”, independientemente de que se utilice búnker C, diésel, carbón mineral o cualquier otra tecnología desfasada y contaminante traídas, cual novedad, a un país siempre ávido de inversión, y que no escatima las consecuencias. No guardamos los mismos estándares para una inundación en Juan Díaz o Parque Lefevre –producto de “una ciudadanía sucia y de malos hábitos”– que para una inundación en Costa del Este o Chanis –donde ocurre “debido a problemas hidráulicos y de drenajes”–.
El agua es, simplemente, H20, sin embargo, en las riberas del Canal es sinónimo de crecimiento, desarrollo económico, libertad de movimiento, derechos consumados y soberanía, un recurso valioso que debe ser protegido y preservado; pero en los ríos de Chiriquí y Bocas del Toro no significa lo mismo, porque “allá” reclamar los derechos humanos, la libertad de circulación y el respeto a la población, calidad de vida, cultura y propiedad son catalogados de “extremismo” de las personas que solo reclaman el respeto a sus derechos humanos. Pelean por lo mismo que los “mártires”, pero “allá”, el tema se considera diferente.
En Panamá decimos que es trending topic (tendencia), en otros países solo se indica que es una forma de racismo ambiental, ocupándonos siempre de quién, y no qué ocurrió. Los medios, a sabiendas o de manera indirecta, reinciden en el tópico. En ningún caso se contempla la realidad de interdependencia y ecodependencia, entre todos con todo.