La semana del 13 al 18 de agosto se celebró la Feria del Libro de Panamá, un evento repleto de literatura, cultura y aprendizaje, con la participación de más de 500 autores. En este marco, se desarrolló el Congreso de Científicos Bibliotecarios bajo el lema “Bibliotecas como Centros Educativos, Construyendo Comunidades de Aprendizaje”.
El Congreso puso en relevancia la lectura y la escritura en estudiantes con discapacidad, destacando que los educadores y el personal de biblioteca también deben estar preparados, participar y aprender estrategias para la inclusión.
Este tema fue abordado por quien suscribe este artículo y Greisy González Cedeño, también experta en investigación de discapacidad. Destacamos la necesidad de visibilizar la discapacidad y actuar en consecuencia, presentando una perspectiva que va más allá de la enseñanza tradicional, abordando la lectura y la escritura desde múltiples enfoques, transversales e inclusivos. Las competencias lectoras y escritoras siempre han sido esenciales para el desarrollo personal; reforzar su valor en la diversidad de estudiantes adquiere mayor relevancia.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura sostiene que todos los estudiantes con discapacidad deben tener garantizada su presencia, participación y aprendizaje en los centros escolares, ya que aún enfrentan mayores obstáculos para acceder a la educación. El enfoque de plena inclusión es amplio, abarcando la diversidad de condiciones y contextos en los que interactúan las personas con discapacidad. La lectura y la escritura solo tienen sentido si son prácticas sociales con propósito; fragmentarlas en aras de la enseñanza, descontextualizándolas, sería un error. Para evitarlo, es necesario integrar la lectura y la escritura en todo el currículo y acompañar a los estudiantes en todos los ámbitos específicos.
Las bibliotecas deben desempeñar un papel crucial en la ampliación de las oportunidades educativas, ofreciendo programas de formación en formato digital accesible y de fácil uso para el personal. Conocer la riqueza de materiales educativos y formatos accesibles es un reto tanto para las escuelas como para las bibliotecas.
El propósito de leer es comprender, y es necesario reescribir tantas veces como sea necesario. Las prácticas de lectura y escritura son socialmente valiosas y deben formar ciudadanos críticos; se lee para escribir, se escribe para discutir y hablar, y para relacionar situaciones reales, con una multimodalidad en su uso.
Para que la lectura y la escritura realmente contribuyan al aprendizaje, no basta con leer; es crucial hablar antes sobre lo que se va a leer y conversar después sobre lo leído. De esta manera, la lectura y la escritura se convierten en herramientas más efectivas de aprendizaje. Es esencial preparar y organizar las situaciones de clase, propiciar el diálogo y recordar que todos los estudiantes son productores activos de ideas. Los educadores deben escuchar, planificar estos actos y aprovechar al máximo las ideas colectivas.
La lectura es una fuente de calidad de vida y un derecho humano fundamental. Debemos tener la convicción de que todos los estudiantes pueden aprender y ofrecerles oportunidades para comunicarse. Es importante definir apoyos acordes a su edad e intereses, con la certeza de que el beneficio será para todos.
Garantizar la accesibilidad de la información es fundamental para una verdadera inclusión y para que ningún estudiante quede rezagado. La accesibilidad cognitiva se refiere a que los espacios educativos, procesos, productos, servicios, bienes, objetos, herramientas o dispositivos sean de fácil comprensión, lo cual es esencial para asegurar la plena participación de las personas en la sociedad. #inclusionPanama.
La autora es profesora e investigadora.