Enseñar trasciende lograr que el alumno “conozca lo aprendido”. Implica apuntar al resultado de la educación, esto es, al aprendizaje. Educar es lograr que el alumno adquiera nuevas habilidades que permitan que desarrolle destrezas, a través de estrategias pedagógicas o andragógicas.
En la actualidad, la educación nos presenta un sinfín de oportunidades que permiten y abren paso a una alta gama de aprendizajes. Destaca el valor agregado de dar buen uso a las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC’s). Las TIC’s son la llave para tener acceso a un sinnúmero de datos y de referencias que nos ayudan a conocer nuevas fronteras de la información y a utilizarlas para investigación y desarrollo. El reto es lograr el máximo aprovechamiento del potencial de las tecnologías de la información para obtener un sinnúmero de competencias. Preguntémonos: en Panamá, ¿aprovechamos estas tecnologías para expandir nuestras habilidades?
Un uso correcto trasciende navegar en internet y tener un móvil y acceso a equipos electrónicos. Es conocer y aprovechar el potencial de las TIC’s, dándole buen uso con el objetivo de abrir puertas que conduzcan a una nueva era del conocimiento.
Es imperativo que seamos capaces y persistentes en adquirir un mayor compromiso para el buen uso de las TIC’s, tomando en cuenta su efecto de equiparador social para encarar problemas como la desigualdad y los desequilibrios sociales.
Una prioridad que atender es la necesidad que haya conectividad y tecnología disponible en todo el país. Es inaceptable que las herramientas tecnológicas queden limitadas a varias regiones del país, no siendo accesibles justo donde más las necesitan.
La experiencia de aprender es invaluable, independientemente del contexto y de las circunstancias individuales de cada quien. La oportunidad de hacerlo no puede confinarse al aula de clases. Debemos cerciorarnos que la experiencia de aprendizaje sea un ejercicio diario, ya sea por medio de la lectura, de la escucha, de la experiencia en primera persona o aprender haciendo. Partiendo de esta premisa, se hace obvio que los adultos aprendemos desde la experiencia.
Por supuesto, que no es solo mediante la experiencia. Implica aprender a valorar el tiempo que le dedicamos al estudio y a la investigación; estar en constante proceso de producir nuevas ideas en nuestras áreas de interés y llenar nuestras mentes de pensamientos constructivos que nos acercan a un idiario que repercuta en nuestro desempeño personal, académico y profesional. La formación debe ser integral. Requiere que se tome ventaja del uso correcto de las TIC’s, como profesionales. Aspiramos a que nuestras universidades exploten el potencial de las TIC’s poniéndolas al servicio de la equiparación de las oportunidades de aprendizaje; que promuevan nuevas maneras de aprender.
La crisis de la covid-19 aceleró el uso de la tecnología en la educación. La innovación y el emprendimiento cobran gran auge al enlazarlos con las nuevas tecnologías. La innovación asume un papel protagónico en la recuperación de los aprendizajes, así como en la capacidad de emprender.
El gran cambio social que provoca la educación requiere comprender las diversas formas a través de las que aprendemos. Dejar de aprender no es una opción en el momento histórico que vivimos. La era del conocimiento está aquí. Nuestro deber es educarnos, trascendiendo la educación formal, como un compromiso de mejora continua en un mundo cambiante.
El autor es egresado del Laboratorio Latinoamericano de Acción Ciudadana (LLAC) 2020.