Ay mi Caja… del Seguro Social



En el periódico La Prensa de su edición del 7 de septiembre de 2024 se publica un artículo en el que se menciona que el presidente de la República ha concluido sus rondas de consulta sobre la Caja del Seguro Social (CSS). Hay que reconocer el esfuerzo del mandatario: está enfrentando al problema con determinación, dando la cara. Viendo su verdadero interés en resolver la situación, creo que los ciudadanos también tenemos algo que aportar. Yo contribuiré mi granito de arena con este artículo de opinión.

Hay un refrán que dice: “Si no está roto, no lo arregles”. Pareciera no aplicar a la situación de la CSS. Permítanme explicar. A mí me gusta reducir todo a su mínima expresión, lo cual ayuda a resolver más de un problema, conflicto o malentendido. ¿A dónde quiero llegar con esto? Creo que, en su esencia, la estructura de la CSS debería funcionar bien. Lo que sugiero es que aquellos encargados de salvarla partan de esta premisa básica: ¿cuál es la ecuación que permite que un sistema como la CSS sea viable? A partir de ahí, es más fácil analizar las ramificaciones de los programas de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) y otros manejos que, a lo largo de los años, han afectado la estabilidad de la CSS.

También hay que evitar ser ingenuos respecto al problema. Los panameños, especialmente los de cierta edad, sabemos que en la historia de la CSS ha habido casos de mal manejo de fondos. Para ser francos: un par de maleantes disfrazados de honestos y correctos saquearon la CSS. Hay muchos ejemplos de robos en la CSS desde su inicio. Algunos más notorios que otros. ¿Necesito dar ejemplos? Fentanilo desaparecido, lotes vendidos por intereses privados. ¿Más? Me imagino que La Prensa puede proporcionar un artículo bien detallado.

En fin, el hecho es que la CSS era tan viable económicamente que se convertía en una tentación, como sirenas en el mar encantando a marineros. Esta historia pesa sobre el nuevo problema de la CSS: la estructura socioeconómica ha cambiado radicalmente y sigue evolucionando. Es inevitable. Así como ocurrió la revolución industrial, estamos en medio de una revolución digital que afecta las estructuras comerciales, laborales, educativas y sociales. Como dicen en inglés: “Pick your poison” (escoge tu veneno). Cualquier tema que escojas se ve afectado por esta revolución. Incluso en esta evolución, un sistema puede funcionar bien.

Frente a la revolución que estamos viviendo, me atrevo a sugerir, queriendo mantener la edad de jubilación donde está, que consideremos una cuota extraordinaria. Si como panameños tenemos un verdadero interés en rescatar la CSS y el programa de IVM, esa es una alternativa que deberíamos evaluar. Un cálculo muy crudo, estimando un déficit de $673.5 millones al cierre de 2023 (cifra del artículo del 7 de septiembre), dictaría la siguiente fórmula y mecanismo: si somos 1.6 millones de trabajadores activos, eso significa que, si dividimos la deuda entre todos, cada uno tendría que aportar $425. ¿El mecanismo para recolectar la cuota extraordinaria? Que se aporte un año de décimo tercer mes o lo necesario para cubrir el aporte requerido. Las empresas lo descontarían como cualquier otro aporte al fisco. Dije que es un cálculo crudo. Quizá la división sea entre 1 millón de trabajadores. ¿Cuántos somos los que aportamos a la CSS? ¿Quizá sea un aporte extraordinario de $500? ¿Quizá, en vez de un aporte total del décimo tercer mes, pueda ser un monto fijo, o porcentual, o dentro de una escala? Me parece que esta idea debería estar en la mesa de opciones de quienes buscan salvar la CSS. Imagino que tienen otras opciones también.

Ahora, digamos que hacemos un aporte de cuota extraordinaria. Es crucial que se implementen los mecanismos necesarios para evitar que continúen saqueando la CSS. Sería catastrófico que los panameños aportemos una cuota extraordinaria y que se la roben o que la caja siga siendo mal administrada y permanezca en déficit. Tenemos el ejemplo del nuevo alcalde. Hay que ser operativos y efectivos con lo que tenemos disponible. Si toca reducir gastos, que se haga. Pero seamos honestos, y por eso mencioné al principio que hay que reducir el esquema a su mínima expresión.

Puede que para algunos el tema de una cuota extraordinaria suene radical. Desde mi perspectiva, como residente en un PH, el concepto es bastante común. Cuando hay que pintar el edificio y la cuota regular no alcanza, se recolecta una cuota extraordinaria. Sería bueno hacer un referéndum para que los panameños elijan entre un par de opciones cuál es la más popular para implementar: aumentar la edad de jubilación o sanear la estructura implementando mecanismos para asegurar un buen manejo de recursos. Aumentar la edad de jubilación tampoco puede verse como la panacea de las soluciones. Si seguimos con una CSS mal administrada, nos vamos a tener que jubilar a los 100 años.

Finalmente, sugiero que, si de verdad existe un interés genuino por rescatar la CSS y sus programas de IVM, se establezca una plataforma (digital) en la cual los ciudadanos puedan aportar más ideas. Quizá la mía termine siendo la menos viable frente a otras ideas que, por ahora, están quedándose estancadas en las mentes de algunos brillantes ciudadanos que solo necesitan un canal para expresar sus propuestas.

El autor es ciudadano.


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