En una ocasión, conversando con mi tío, el doctor Arnulfo Arias Madrid, me refirió que en el año 1939 aún existían los partidos Liberal y Conservador, cuando él proclamó la doctrina panameñista en ese año, él diseñó una bandera cuyo propósito uniera a todos los panameños. Los liberales tenían una bandera de color rojo y los conservadores una azul; el rojo significaba la sangre vertida por los liberales en la Guerra de los Mil Días que culminó con la independencia de Panamá.
Mi tío deseaba un partido que uniera a todos los panameños. La unión de los colores rojo y azul nos da un tono morado que es el color nazareno, que a la vez tiene un significado místico, y el amarillo representa la esperanza por un Panamá mejor.
Estos colores en la bandera panameñista han representado durante más de 80 años consecutivos la lucha que lideró el doctor Arnulfo Arias Madrid por la redención social de los panameños más humildes.
Guillermo Endara y Mireya Moscoso continuaron esta política de liderar en sus campañas con nuestra bandera siempre libre de escándalo y corrupción, por lo cual nos sentimos orgullosos de sus gobiernos. Lamentablemente, el actual gobierno no se considera panameñista, y ni siquiera ha hecho un buen uso de nuestra bandera, como tampoco ha habido suficientes funcionarios panameñistas o directores de entidades autónomas.
El partido ha sido dirigido por personas que no se consideran panameñistas, que se han enquistado en posiciones clave en el gobierno, que han dado origen a escándalos y actos de corrupción, lo cual sucede por igual con algunos de nuestros diputados.
Me siento herido y adolorido cuando medios de comunicación y comentaristas califican a “esos panameñistas” corruptos y ladrones que han atracado los fondos públicos.
No voy a criticar a mis copartidarios por sus errores y desaciertos; la historia los juzgará, así como también al señor contralor y a la señora procuradora, que según sus propias palabras, su función principal es perseguir la delincuencia.
Nuestro candidato a la Presidencia de la República desecha nuestra histórica bandera manifestando un distanciamiento del partido, porque se siente inconforme con un gobierno supuestamente panameñista, olvidándose que el varelismo no es el partido, y ha preferido buscar el apoyo de los independientes con una nueva bandera.
La bandera panameñista es como un dogma religioso que se venera en las buenas y en las malas, y no se traiciona, nos recuerda las luchas, persecuciones, destierros y los muertos con la sangre vertida por los seguidores del doctor Arnulfo Arias Madrid, su fundador.
En las campañas de Guillermo Endara y Mireya Moscoso se desplegaron miles y miles de banderas en toda la campiña interiorana, ondeando sobre los árboles y techos de las casas diciendo “aquí estamos y volveremos”.
El varelismo no es lo mismo que el panameñismo, solo que ellos se han arropado con nuestra bandera. El candidato oficialista piensa en el rechazo que gran parte de la población siente por el gobierno actual y está buscando el apoyo de los independientes, olvidándose de que el panameñista vota panameñista.
El autor es ingeniero