Sinceramente, estimados lectores, tenía la intención de escribir sobre otros temas interesantes, pero tras la impresionante actuación del sábado 14 de septiembre del célebre japonés Shohei Ohtani, es imposible hablar de otra cosa.
Ohtani debutó en las Grandes Ligas en 2018 con los Angelinos de Los Ángeles, donde jugó hasta 2023. En 2024 firmó el contrato más grande de la historia, alrededor de 700 millones de dólares, con los Dodgers de Los Ángeles, iniciando una nueva etapa en su carrera.
Reconocido como un gran bateador y lanzador, este año Ohtani no ha podido lanzar debido a una operación en su brazo. Aún así, como bateador designado y primero en la alineación, el 14 de septiembre conectó 6 imparables en 6 turnos, con 10 carreras impulsadas y 4 anotadas, logrando un récord histórico de 51 bases robadas y 51 cuadrangulares, algo nunca visto en los 167 años de las Grandes Ligas.
Lo notable de este logro es que normalmente los bateadores de poder no son grandes robadores de bases, ya que el poder requiere fuerza y tamaño, mientras que el robo de bases demanda velocidad y agilidad.
Al 25 de septiembre, Ohtani acumulaba 55 bases robadas y 53 cuadrangulares, demostrando su consistencia y capacidad para ayudar a su equipo.
Aunque parece difícil que llegue a los 60 cuadrangulares esta temporada, no se sabrá con certeza hasta que termine la contienda. Cuando el cubano José Canseco conectó 42 cuadrangulares y robó 40 bases en 1988, fue considerado un logro extraordinario, pero Ohtani ha demostrado ser una maravilla auténtica.
Ohtani puede batear para promedio, conectar cuadrangulares, robar bases y, cuando esté recuperado, volver a lanzar al más alto nivel. La evolución de la raza humana nos permite romper récords y mejorar marcas con el tiempo. Así como los aficionados del béisbol en los años 20 y 30 agradecieron haber visto a Babe Ruth, nosotros debemos agradecer la oportunidad de presenciar las proezas de Shohei Ohtani.