Que la mesa de diálogo se convertiría en un espectáculo lamentable, sin sentido y poco representativo, se veía venir desde el principio, y acabó por demostrarlo el señor director del IMA: se levanta, se va, y que se quede allí la mesa. Esta gente no está hecha (ninguno de ellos) para dar solución a un problema mucho más serio de lo que creen.
Pero levantarse de la mesa, con pataleo casi de niño malcriado, no va a tener ninguna consecuencia. Hay exceso de testosterona, puro macho y “macha” queriendo imponer sus agendas sin establecer la más mínima consideración con los ciudadanos a los que dicen representar. Esta es otra burla (a la altura del brindis de la pandilla asamblearia con guaro del caro) a la confianza de los electores.
Ya va siendo hora de que este gobierno se vaya y se convoquen elecciones. Pero, por otro lado, no vemos ninguna alternativa a este caos. Ser independiente o de un partido no es un problema, lo es que la oposición no tenga ahora mismo ninguna sola alternativa, nada más que eslóganes y buenos deseos, como si eso fuera suficiente para gobernar o ser escritor.
Bonito show nos tienen montado, y la opinión internacional sin explicarse quién va a resolver este desbarajuste que lleva creciendo años con la complicidad de todos. Ahora que parece que despertamos, no dejemos tranquilos a los que nos faltan al respeto como ciudadanos: esos que se levantan de la mesa, ¡no van!, esos que llevan años agarrados de la teta (sindicalistas, políticos o cualquier cargo público), ¡fuera!, basta ya con los de siempre.
Como no se muevan los independientes y controlen el discurso, ocurrirá lo de siempre: en medio del zafarrancho, el votante dirá “más vale malo conocido…”, “más vale pájaro en mano…” o “robó, pero hizo”, y seguiremos igual y la culpa será de ustedes, que son buenos parlamentando y haciéndose fotos, pero no haciendo la pedagogía que este país necesita.
El autor es escritor.