Brunch dominical: una Asamblea diferente

Brunch dominical: una Asamblea diferente
Benicio Robinson. LP/Elysée Fernández


La Asamblea Nacional que se instalará el próximo 1 de julio no será la misma. Habrá hechos trascendentales en torno a ella que compiten en importancia. Uno de ellos es que la bancada más numerosa se compone de diputados que no fueron postulados por partidos políticos; otro, que por primera vez, desde 2018, la omnipotente Comisión de Presupuesto no estará presidida por Benicio Robinson. Sí, usted leyó bien: esta semana, Robinson anunció que no aspirará a dirigirla, aunque advirtió que quien lo reemplace debe entender que ese puesto “no es para vagos”. Hay que reconocer que él trabajó mucho para dejar una huella indeleble: en los últimos seis años, el orden del día de la comisión ha sido un enigma más complejo que el acertijo de la esfinge, los documentos técnicos presupuestarios son inexistentes, se firman actas sobre traslados de partidas que no han sido discutidos en las sesiones, y estas suceden sin aviso previo, cuando les da la gana. Además, han metido “goles” alegremente en la ley de presupuesto general del Estado, y el rol fiscalizador que han debido ejercer parece que solo se utiliza en el “cuartito”. ¿Estaremos -por fin- a punto de presenciar un cambio favorable en la forma en que se decide el uso de los fondos públicos?

Pero que Benicio no quiera presidir más la única instancia del aparato gubernamental en la que sus miembros preguntan abiertamente “¿qué hay pa’ mí?” -sin que les pase nada- no significa que su curul quedará acéfala. De hecho, anunció que no se alejará de la Asamblea ni siquiera para ir al Parlacen y que ha cedido su escaño en ese organismo a su suplente. Dice que Dios le ha “bendecido” para representar por otro periodo (el octavo) a los electores del circuito 1-1. La justificación basada en un designio divino seguramente es la misma que aplica para los huracanes, pandemias y guerras.

Un día, Alma Cortés le dijo a alguien una legendaria frase acerca de los diputados, que quedó tallada en el mármol de la filosofía criolla: “No estés comprando a esta gente, esta gente sólo se alquilan”. Podría decirse que el arrendador no ha podido salir de donde está, porque se acerca la elección del próximo presidente de la Asamblea Nacional y todavía no se sabe quién será el candidato de RM. Tampoco se conoce cómo votará la bancada panameñista o la de CD. Antes, cuando el presunto ungido era Camacho, ambas parecían buscar algún acercamiento con Vamos, pero ahora que Camacho se bajó (o lo ayudaron a bajarse…), es posible que en el lado oscuro de su ADN hayan encontrado alguna razón para alcanzar un entendimiento con RM y su nuevo favorito, Alaín Cedeño. Parece mentira que se hayan tomado la molestia de ir a buscar la banda presidencial en avión privado -celebridades incluidas- para que, al final, el que se la imponga al nuevo presidente sea este personaje… Pero mientras unos se acercan, otros se alejan. Dana Castañeda buscaría los votos para competir contra Cedeño, con la guía espiritual de Yanibel. Mientras, José Muñoz intensifica sus rencillas personales con Cedeño y elegantemente (si es que se calificativo le acomoda…) ha decidido que quiere bancada propia. Para ello, ha juntado a los dos diputados de Alianza con el llanero solitario del Molirena y con uno de los dos diputados del Partido Popular (la otra se va con Moca). ¿Qué propósito podría tener una bancadita como esa, que no sea el de negociar espacios y especular con los votos necesarios, cuando les haga falta a las demás?


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