A pesar de que buena parte del electorado está convencido de que habló alto y claro el pasado 5 de mayo, la conducta de muchos miembros de la Asamblea Nacional (AN) se sigue pareciendo más y más a la de los integrantes de una organización criminal. Como virtuales mafiosos, practican normas de conducta no escritas, respetan únicamente a su propia jerarquía, cuidan su territorio, actúan contra todo el que se ponga por delante, ajustan cuentas y, muy a menudo, atemorizan la sociedad o van en contra del bienestar de los ciudadanos. La rebatiña por las comisiones legislativas no deja margen de duda. Y la próxima semana, cuando les corresponda elegir a las juntas directivas de cada una, la historia se repetirá.
La Comisión de Credenciales, Reglamento, Ética Parlamentaria y Asuntos Judiciales será la primera en instalarse, mañana lunes, a las 2:00 p.m. Si a usted le importaba lo que pasaba en la mina de Donoso, debería prestar mucha atención a lo que sucederá aquí, porque es donde se examinan los nombramientos que envía el Ejecutivo, estudian las reformas al reglamento interno de la AN, emiten dictamen sobre la suspensión del cargo de un diputado y dictan concepto sobre las denuncias contra el presidente de la República y los magistrados de la Corte Suprema de Justicia. O sea, allí es donde hacen los “ajustes de cuentas”. Sí, como en las noticias policiales. Y, como para ingresar a la Asamblea solo hay que contar con 21 años de edad o más, y ser lo suficientemente listo como para no haber sido condenado -todavía- por ciertos delitos, cualquier perico de los palotes puede presidir una comisión con semejantes responsabilidades. Ni siquiera tiene que saber leer ni escribir.
Shirley Castañeda, abogada de varios narcotraficantes, incluyendo a Cholo Chorrillo, actualmente preso en California, era la candidata para presidir la Comisión de Credenciales de RM, PRD, CD y el Panameñista. Quizá una hazaña colateral e involuntaria de los independientes sea haber logrado que casi todos los partidos políticos se unan en una misma causa. No obstante, parece que Castañeda se bajó (o la ayudaron a bajarse…), y que ahora el candidato del establishment sería Yessica Romero, de CD (supuesta rival de Benicio Robinson en el circuito 1-1), o Edwin Vergara, del Panameñista. Castañeda iría por la vicepresidencia. El elegido competirá contra Alexandra Brenes, de la alianza estratégica independiente. El cartel de los locos intentó descalificarla por ser la hija de alguien que cumplió una condena por narcotráfico. Ahora resulta que, de repente, les importa el prontuario de la gente, aunque el del líder de ese culto y el de sus hijos exconvictos ni los ruboriza. Y, después de todo, ¿en la embajada de Nicaragua sabrán por qué la abogada Jessica Canto está en la planilla permanente de la Asamblea desde junio pasado, con un salario mensual de $5,000? ¿Sabrán también por qué siguen ahí Katiuska Ramos de Messina o Kevin Moncada, quien era parte del personal del despacho de una diputada que ni siquiera logró la reelección?
¿Por qué los partidos tradicionales -en especial PRD y RM, que algunos ya comienzan a llamar PRM- se aferran con tanta desesperación al control de la Comisión de Credenciales? Todos sabemos quién ha sido identificado públicamente como un artista del chantaje, y no hay que ser un genio para saber lo qué podrían estar dispuestos a hacer por él varios de los miembros de esta instancia, con tan solo una denuncia que puedan mantener pendiente, como una espada de Damocles, sobre las cabezas de los magistrados. Y como en la mafia, no dudarán cuando les ordenen defenestrar al que se convierta en un obstáculo.