El Canal de Panamá acaba de atravesar uno de sus peores momentos. Tuvo que enfrentar el fenómeno de El Niño mientras sus tránsitos caían un 24.2%, sin poder hacer nada para evitarlo. Pero para recuperar la confianza de nuestros socios comerciales y la comunidad internacional, la Asamblea ha decidido que lo mejor es incorporar a su junta directiva a Nelson Jackson, alguien tan entendido en las operaciones de la vía acuática que, hasta hace un tiempo, pensaba que las esclusas eran el lugar ideal para que Miambiente organizara excursiones ambientales.
Veamos qué nos revela la hoja de vida que él mismo entregó al Tribunal Electoral el año pasado. Allí anotó que estudió derecho y ciencias políticas en Uniedpa, una universidad que fue suspendida temporalmente por el Meduca en 2012, por “una posible falta disciplinaria” en sus procedimientos de autoevaluación. Buen comienzo. Como experiencia laboral solo declaró la relacionada con su cargo de diputado de la Asamblea Nacional, donde ocupa una curul desde 2004. Antes fue alcalde de Portobelo, pero prefirió omitir eso, quizá porque, durante su gestión, hubo una denuncia por la “desaparición” de un certificado de derechos posesorios de un terreno que terminó en manos de un poderoso empresario de la Zona Libre. A pesar de tener décadas como funcionario, no parece haber ganado una sola distinción, ya que los renglones de “logros y reconocimientos” los dejó en blanco. Tampoco listó “obras o artículos publicados”. Ahora podría escribir un ensayo sobre cómo sacarle dinero al Estado para pagar los estudios de los hijos. En cuanto a los anteproyectos de ley que ha presentado, parece que Jackson le tiene el ojo puesto a la ACP desde hace algún tiempo, porque el de las giras ambientales en las esclusas no fue el único. También propuso que el MEF repartiera —entre la Presidencia y otros cinco ministerios— el 10% del aporte que realiza la ACP al Tesoro Nacional. ¿Qué porcentaje podría intentar sacarle al Canal ahora, desde sus entrañas?
Hay más sobre este personaje. Cuando la Comisión de Comercio y Asuntos Económicos de la Asamblea discutió el contrato ley con Minera Panamá, Jackson —en un acto muy propio de un miembro del cartel del “qué hay pa’ mí”— cuestionó la propuesta e insistió en que debía realizarse una consulta en las comunidades de Donoso y Omar Torrijos (que son parte de su circuito), ya que están dentro del área de concesión. Incluso llegó a proponer que se derogara el contrato minero original de 1997. Tal vez nunca sabremos qué lo hizo cambiar radicalmente de opinión y votar a favor del contrato. Eso no es todo. Este año, un juzgado administrativo electoral le suspendió el fuero electoral penal para que la Corte Suprema lo investigue por la posible comisión de delitos contra la vida e integridad personal en la modalidad de lesiones personales. Algo muy bueno para su reputación de diputado.
El gran proyecto de la ACP es el embalse del río Indio, que tiene relación con el circuito que representa Jackson. Probablemente esto quedó a salvo de la macarrónica definición de la expresión “conflicto de interés” en la Ley 316 de 2022. ¿Habrá alguien que todavía piense que este diputado tendrá un buen desempeño en la junta directiva del organismo que administra el activo más valioso del país? La Asamblea no tenía la obligación de nombrar a un diputado en esa directiva; habría podido designar a quien quisiera. ¿No encontraron a nadie más apto para ese cargo? ¿Qué será lo próximo? ¿Designar a Raúl Pineda para que la represente en Conapred? O, mejor aún, ¿colocar a Bolota en la junta directiva de la AMP? Aunque al presidente le disgusten las “sivergüenzuras”, la Asamblea está resuelta a seguir haciendo de las suyas.