Aquí es donde jugamos, crecemos y recorremos durante nuestra vida. Hacemos el camino y lo forjamos a punto de sudor, esfuerzo y dedicación. Pero, ¿son las calles de mi país, el reflejo de mi Panamá? ¿Son las calles de mi país el reflejo de una nación próspera y de éxito?
Lo cierto es que la respuesta es no. Tú y yo, caminamos, rodamos nuestros automóviles por estas calles, llenas de agujeros y baches. El camino de nuestro país está en deterioro. ¿Lo está nuestro Panamá?
Hablamos del eterno hueco que lleva meses en el mismo lugar. Meses, que pasamos esquivándolos. ¿Es así como queremos caminar?
Panamá está llena de calles en deterioro. Y el éxito de cada país está en su camino. Analicemos juntos lo siguiente: ¿Sabemos cuándo una calle será reparada? ¿Sabemos cuándo tiene fecha de arreglo? ¿Existe algún lugar donde podamos reportar esto al Ministerio de Obras Públicas?
Ahora mismo, vamos en camino a tener la segunda línea del Metro de Panamá. Y con ello, nuestras calles se han visto afectadas severamente. ¿No es algo que debieron haber pensado y tenido un plan para reparar lo que lleva años sin reparar, antes de tener un Metro para nuestro país?
Pasamos tanto tiempo caminando a nuestros trabajos, pagamos la letra de un automóvil que con esfuerzo obtuvimos para que las llantas vayan desgastándose más de lo usual por estos baches sin reparar. Pensemos nuevamente: ¿es normal el desgaste que tienen los materiales que se utilizan para arreglar las calles? ¿Cuánto tiempo pasa, antes que el mismo hueco tapado, vuelva a ser un bache nuevamente?
Lo cierto es que es una combinación nefasta. El olvido y los malos materiales han hecho de nuestro país un lugar que da la impresión de ser un camino duro de transitar.
¿Y qué me dices de los camiones pasando por zonas donde no deben estar? ¿Buses donde no deben manejar? Nuestras angostas calles las tenemos aun más angostas por dichos deterioros. Y esto también se suma a un sinnúmero de accidentes por esquivar dichos baches.
Nuestro gobierno decidió arreglar muchas calles para la Jornada Mundial de la Juventud. Ellos saben que nuestras calles representan el estado de nuestro país. Y por ello, muchísimas calles en deterioro fueron arregladas de forma rápida para dicho evento. ¿Dónde quedó todo? ¿Continuaron las reparaciones? Lamentablemente no. Todo finalizó. El auge se perdió.
Soy una panameña que ha recorrido cada calle, saltado cada bache. B ajo la lluvia, un paraguas, y aquel carro que al pasar, moja mi camino. Somos la esencia del turismo. Y necesitamos calles que reflejen nuestro sentir: ¡un país que quiere crecer!
La autora es estudiante de maestría de la UIP