Las tres caras de una moneda

Las tres caras de una moneda


Pocas veces en Panamá se desatan controversias públicas por razón de un inusual debate histórico.  El Gobierno Nacional, por intermedio del Ministerio de Economía y Finanzas, ha suspendido la puesta en circulación de 6 millones de monedas con valor nominal de 3 millones de balboas, emitidas en celebración de los 500 años de fundación de la ciudad de Panamá.  El motivo es insólito: una vez acuñadas, se ha puesto en duda que la cara en ellas estampada pertenezca a quien se le adjudica, al fundador de la ciudad, el conquistador y militar español Pedro Arias de Ávila, mejor conocido como Pedrarias Dávila.

Luego de haber pasado por las manos de múltiples funcionarios en diversos despachos, a último momento es cuando surge la incertidumbre de si la imagen seleccionada como de Pedrarias es la suya.  Para unos contrarios, ese retrato es en realidad el de un allegado de Pedrarias que residió en nuestra ciudad, el conquistador del Perú, Francisco Pizarro.

Para otros, el retrato no corresponde ni a Pedrarias ni a Pizarro, sino a Alonso de Alvarado, otro conquistador español que, al igual que este último, vivió y murió en la Lima colonial del siglo XVI.  Tres diferentes conquistadores bajo la apariencia de compartir en Panamá la misma cara.

La determinación cierta de la imagen de Pedrarias es, sin embargo, imposible.  Ninguno de los tres conquistadores mencionados fue jamás retratado en vida.  Todos los cuadros, dibujos o grabados con sus efigies fueron producto de la imaginación posterior de los respectivos artistas, quienes, al no haberlos tenido en frente como modelos, se inspiraron en los estándares renacentistas de entonces para crear los rasgos de cada conquistador retratado.

No cabe duda que la supuesta cara de Pedrarias en las nuevas monedas panameñas reproduce el retrato de Alonso de Alvarado, tal como aparece grabado en la  “Historia general de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra Firme del mar Océano”, la ponderada compilación de escritos de varios cronistas que Antonio de Herrera y Tordesillas publicó en cuatro volúmenes entre 1601 y 1615.

Entre los muchos grabados en este libro de Herrera también se encuentra una imagen de Vasco Núñez de Balboa con casco o morrión de estilo medieval, la misma que sirvió de modelo para la acuñación de las monedas panameñas durante las primeras décadas de la República.

Ahora bien, Herrera nunca cruzó el océano Atlántico ni conoció a Pedrarias, Pizarro, Alvarado ni Balboa.  Todos habían muerto más de medio siglo antes.  Los numerosos grabados en su compilación fueron el resultado de la intervención artística de los editores del libro, fantasías visuales que habrían de hacerlo más atractivo a sus compradores.  Tan imaginada es la efigie de Alvarado en la “Historia general” que a este conquistador se le vistió con una armadura y morrión con plumas o crestas evidentemente copiados de sendos cuadros del emperador Carlos V y su hijo el rey Felipe II, ambos retratos ya famosos en su época, pintados por Tiziano.

En resumen, 500 años después de la fundación de la ciudad de Panamá los panameños nos damos cuenta que nadie puede dar fe del aspecto real de su fundador Pedrarias, como tampoco del de Pizarro o Alvarado.  Ninguno de sus escasos retratos puede considerarse auténtico.

Lo mismo puede decirse de la efigie de Balboa, quien tampoco fue retratado en vida.  Cuando observemos en detalle a cualquiera de nuestras monedas, preguntémonos de quién será la cara que viste tanta pesada armadura y morrión, piezas que Balboa, carente de antecedentes militares, nunca debió llevar encima, mucho menos al cruzar el Istmo por el Darién.  Porque la cara del primer europeo que divisó el actual oceáno Pacífico seguro no es.

El autor es abogado y doctor en Derecho Internacional

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