En este siglo, descubrí que la cerámica es una técnica decorativa usada en orfebrería. En el caso del oficio ejercido por los orfebres, la cerámica se refiere a la aplicación de un trabajo ornamental empleando las manos para plasmar figuras y trazos en arcilla, en objetos utilitarios o decorativos. Esto nos debe indicar, de acuerdo con la tecnología, que el buen uso del idioma español a nivel mundial debe lograrse mediante el habla y la escritura con excelencia, utilizando la tecnología con prudencia, como se hace con la arcilla.
Después de aprender varias técnicas del oficio de la cerámica, utilicé estas para hacer una propuesta artística y educativa, acercándome al objetivo de la tradición del oficio y de los resultados que brinda esta técnica. Explorar formas y volúmenes lingüísticos con elegancia es una pretensión para eliminar la frustración de tener que rehabilitar una materia tan básica como lo es el español.
Así como en la cerámica, las formas gramaticales surgen de la morfosintaxis y van ganando volumen poco a poco, a punta de golpes de martillo y de cincel, como se hace con los objetos después de hornearlos, sin necesidad de fundir ni componer, como se hace al soldar y sobreponer el material, que es el idioma, el cual requiere paciencia, tiempos de espera y procesos que conllevan la elaboración de cada una de las piezas en los engranajes mentales o gramaticales. Para esto, se requiere el empleo de diferentes materiales, herramientas y actividades, como la elaboración de los cinceles que se emplean para esta labor; ya sea de manera teatral en el núcleo del sujeto y el núcleo del predicado. Para dar hermosura al lenguaje, hay que leer jugando y conjugando.
Desde el siglo pasado, aún cuando las computadoras y el covid-19 no nos habían confinado, y cuando resultó que la educación básica pasó a la pantalla del celular o al trabajo virtual, ya creí que debía actuar para graficar en un libro lo sucedido. Este libro pasó a tener 167 páginas de trabajo en 2003, con la Editorial Géminis, titulado Ejercitación Gramatical del Lenguaje en Campos Semánticos. Además, dicté en un verano una capacitación a los docentes, quienes me decían que ese libro de trabajo teórico y práctico no iba a tener éxito. Sin embargo, la desidia dio su otra cara: la gramática sigue siendo aburrida y la lectura también, porque, al unísono, el Ministerio de Educación aprobó mi otro libro de redacción, titulado Importancia de los Mapas Conceptuales en la Lectura Comprensiva. Desde entonces, estoy preocupada porque mi cátedra universitaria era Redacción y Expresión Verbal, y empezaba la inquietud, porque el verbo “wasapear” nos ganó en rapidez al escribir, sin acento ortográfico, sin mayúsculas y sin vocales.
El fuego de mi inteligencia emocional incendió mis sentidos y no me doy por vencida. Por eso escribo. Porque el idioma español es muy vasto y es un elemento fundamental que está presente en cada paso que damos en la vida. Este contribuye a la transformación de los diferentes materiales empleados. Desarrollar estas técnicas nos brinda sensaciones particulares en lo táctil; “el sentir el material cuando va cambiando su temperatura y lo recorren mis manos en la cerámica”, es como escuchar el monótono golpeteo del martillo sobre la cabeza del cincel. Las vibraciones poco agradables que experimentan los dedos que agarran el aprendizaje de otros idiomas más difíciles, como el inglés, el francés y el propio español de los inmigrantes que hemos estado conociendo en estos tiempos.
Desde el siglo pasado, año tras año, observo a los estudiantes en procesos de rehabilitación y como mis escritos siempre llevan una anécdota. Recuerdo a varios profesionales que hoy son exitosos políticos, quienes fueron rehabilitados en el Instituto Nacional en materias como español y matemáticas. Luego, pasé al Fermín Nadeau, ya como profesora de español y catedrática universitaria. Es por ello que estoy de acuerdo con que el Ministerio de Educación aplique la prueba PISA y use libros didácticos para la enseñanza del español: jugando y aplicando con mapas conceptuales y, hasta con maquetas y celulares, lo aprendido.
Hoy me siento un poco confusa al ver que se ha subestimado la enseñanza del idioma español. En una entrevista televisada, se le pregunta a un estudiante por qué rehabilita, en vez de estar vacacionando, y contesta: “Yo soy excelente estudiante, pero no asistía a las clases de español porque ese es el idioma que yo hablo, me gusta más chatear.”
Wasapeando, no nos damos cuenta de las fallas ortográficas, por lo que tenemos que ser creativos con el idioma e inventar juegos como “pasa palabras” para ponernos al tono con todos los géneros literarios que tenemos que aplicar dentro del aula de clases.
Jugar en campos semánticos utilizando mapas conceptuales y reinventar lo leído es importante, utilizando el pensamiento crítico con las técnicas de expresión verbal y redacción. Debates, entrevistas, foros, obras teatrales y coros poéticos permitirán, incluso, detectar las patologías del lenguaje hablado y utilizar la fonoaudiología para crear conciencia en el discente del buen uso del idioma español. Porque, supuestamente, hay propuestas de mejorar su enseñanza con la inteligencia artificial, ¿será?
La autora es educadora.

