Cinco horas con Rubén



Cuando leí la noticia no daba crédito: Rubén Blades había dado un concierto de cinco horas en Puerto Rico, interpretando 41 canciones y haciendo gala de un sonido vocal y musical impecable. Y además, interpretó todos los temas de su disco Siembra, el más vendido de la historia de la salsa, en el orden en los que se grabó en el año 1978. Los que estuvieron allí, dicen que fue histórico.

Los verdaderos artistas hacen historia sin pretenderlo. Blades se subió al escenario para hacer lo que mejor sabe. Emocionar, deleitar con su arte al público que decidió escucharlo, y no sólo la música, también, una vez más, las letras de sus canciones, su literatura, su forma de mirar y de describir el mundo.

Generosidad y memoria, cuentas del alma que se saldan, homenajes a los que se han ido, Rubén Blades desplegó el pasado 14 de mayo de 2022, todo su genio musical delante de un público cómplice con el artista, que lo conoce, que sabe cómo gozarlo, cómo escucharlo, pero que no se esperaba asistir al que se va a convertir en uno de los conciertos míticos de la salsa, que espero ver cuanto antes completo y sin interrupciones en alguna plataforma.

“No estamos condenados a seguir con la corrupción de los partidos políticos tradicionales, no olviden eso”, dijo el panameño, antes de interpretar una de sus canciones más emblemáticas, y que escuchada de lejos aprieta la garganta y ablanda los ojos: Patria. Ahí va el mensaje, el desafío. Y sería una pendejada muy grande no reconocer que estas palabras son más ciertas y necesarias que nunca.

“Adiós”, del gran Tite Curet Alonso, cerró las cinco horas con Rubén. Una canción para despedirse, “no sé cuándo nos volveremos a ver otra vez”, según dijo, del público de Puerto Rico. “Las hojas blancas siguen cayendo”, claro que sí, pero Blades sigue dando de qué hablar: la leyenda se alarga como la sombra del ciprés.

El autor es escritor

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