Ya las elecciones están a la vuelta de la esquina y, hasta la fecha, hay un desproporcionado número de votantes aún indecisos. Esto no es necesariamente negativo; puede simplemente ser que más gente está pensando más en su acto de votar, sabiendo más claramente que su voto es vital para reparar el defectuoso, aunque libre sistema político de nuestro país: la democracia.
Cada candidato viable (porque hay algunos que no lo son por distintas razones) debe estar rompiéndose la cabeza pensando cómo lograr destacarse para atraer al votante indeciso y ganar la elección, ya que debe haber dicho cómo resolverá todos los temas importantes. La respuesta es sencilla: hay que explicar el cómo va a resolver cada problema. Esto requiere de liderazgo y, sobre todo, de valentía.
¿Por qué es tan difícil explicar el “cómo”? ¡Porque es un riesgo! Aunque implica mostrar el liderazgo que todo el país desea en su próximo presidente, los asesores políticos usualmente le sugieren a su candidato que no haga nada que pueda poner sus votos en peligro. Le sugieren que el secreto es no cometer errores antes de llegar a la presidencia y sólo entonces hacer las cosas a su manera. Le sugieren no arriesgarse y ser neutro en temas álgidos, para así atraer a todos. Yo pregunto: ¿eso fue lo que hicieron Bukele o Milei? ¡No! Se arriesgaron, dijeron claramente cómo, y ganaron masivamente.
Para mencionar solo dos temas vitales en Panamá:
1-Caja de Seguro Social/Salud. No sólo es una tragedia para casi todo el pueblo, sino que tiene la capacidad de quebrar la economía del país.
Todos, absolutamente todos los candidatos han dicho que van a “arreglar” el grave problema del Seguro Social, pero ninguno ha dicho ni cómo ni cuándo. Digo yo que si no lo solucionan en los primeros 100 días de mandato, terminarán pateando la lata (tal cual se ha hecho durante años).
2-Educación. Al igual que con el tema de la Caja, todos los candidatos han dicho que lo van a resolver y ninguno ha dicho ni cómo ni cuándo lo hará. No se ha escuchado ninguna propuesta de cambio radical para curar esta fábrica de pobreza que es la educación.
Como ciudadano a tiempo completo, he procurado escuchar a casi todos los candidatos presidenciales. En mi largo andar, he conocido los trazos básicos de cómo opera la Presidencia de la República. A mi pregunta sobre cómo resolvería el problema de la Caja de Seguro Social, uno de los candidatos me contestó que tenía un plan, pero que si lo decía perdería la elección. ¡Por supuesto que así nunca se resolverá la crisis de la Caja!
Por un lado, nuestra Caja es un desastre que tiene a todo el pueblo afectado diariamente: sin medicamentos, sin citas razonables, sin jubilaciones que permitan vivir con dignidad… Y, por el otro, está llena de botellas y trampas. ¡Una vergüenza nacional!
¿Habrá algún candidato que se atreva a decirnos el “cómo” y ser un verdadero líder? Veremos.
El autor es fundador del diario La Prensa
