El nuevo gobierno de Panamá ya casi cumplió tres meses de gestión efectiva; sin embargo, hasta la fecha aún no ha producido algo significativo a favor de la población. Lo más “importante” que se ha registrado hasta ahora son despidos, nombramientos y más promesas. El tema de la basura, por ejemplo, continúa como una gran incógnita. La Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD), la entidad más inoperante del gobierno, sigue apagando fuegos con operativos que todos sabemos son “pan para hoy y hambre para mañana”; aunque ahí se van millones de dólares que, según el presidente José Raúl Mulino, no tenemos, pero que literalmente se tiran a la basura.
Presidente, no se deje engañar; los operativos de limpieza no son la solución al problema de la recolección de la basura. Solo son una manera más de despilfarrar dinero del Estado, sin ningún provecho para la comunidad, y usted lo sabe. El uso combinado de camiones volquetes y retroexcavadoras es el método más ineficiente de recoger basura en toda la historia; no hacen sino destruir las pocas calles, aceras y veredas que aún quedan en el distrito de Panamá. Estos equipos no están construidos ni especificados para este propósito. La recolección convencional de la basura se hace de manera manual o con la ayuda de tanques y camiones compactadores de 8, 10 o 12 toneladas. Todo el mundo lo sabe, menos el flamante administrador de la AAUD.
Los operativos no han resuelto ni resolverán el problema de la recolección de la basura, y muy pronto ese desastre, acompañado de deudas impagables, volverá.
La solución es otra y tiene que ver con la operación en general de la AAUD, que es caótica, sin ningún diseño, programación ni justificación. De hecho, y desde hace muchos años, la operación está en manos de los propios trabajadores de la AAUD, quienes mantienen un sistema corrupto en el que se observan todo tipo de excesos: drogas, prostitución, alcoholemia, venta de cupos para operar y recolectar en los camiones, uso de los vehículos del Estado para intereses personales... en fin, la corrupción en su máxima expresión.
Por otro lado, y aún más grave, es la situación del vertedero de cerro Patacón, un sitio declarado en emergencia ambiental desde 2021. Es un asunto sin resolver, no por su complejidad, sino por la falta de voluntad, una situación que hoy, como ayer, se repite. La solución está en la determinación del presidente y su equipo de trabajo para plantear alternativas en las que participe la empresa privada panameña e internacional, y en el diseño de alternativas sostenibles que implementen nuevas tecnologías disponibles, como el uso de reactores de lecho fluidizado, incineradores, plantas de tratamiento, etc., con un solo objetivo: el aprovechamiento de la basura para la generación de energía.
Para esto, se requieren técnicos, ingenieros, trabajadores comprometidos y, sí, un administrador idóneo y capaz, algo que hoy no existe en la AAUD, lo cual es muy grave. El problema no se resolverá con “amigos y copartidarios” en los cargos, sino usando a los mejores hombres y mujeres de Panamá. Presidente, los problemas de Panamá son muy graves. Hay que implementar soluciones nuevas y alternativas que no han sido probadas en nuestro país y que están esperando ser implementadas desde hace muchos años.
Ya existe el marco legal para que el Estado, de una vez por todas, inicie una gestión efectiva de la basura; sin embargo, aún no se ha reglamentado. Se trata de la Ley 276 de diciembre de 2021. ¿Qué hizo el gobierno anterior para implementarla y qué ha hecho el nuevo gobierno? Nada. Sin un marco legal, ¿cómo pretenden hacer los cambios necesarios para lograr una solución al problema de la basura, más allá de operativos ineficientes y caros?
La AAUD es una entidad del gobierno panameño que se distingue por su ineficiencia y obsolescencia, que gasta 200 millones por año sin justificación, con una planilla inflada e inoperante. La AAUD tiene competencia a nivel nacional, pero no es capaz de manejar el distrito de Panamá; por lo tanto, atender el país es una misión imposible.
Se requieren acciones valientes, efectivas y reales, y, por el bien de la ciudad de Panamá y del país, deben establecer cómo y de una vez por todas se resolverá el problema de la basura en Panamá.
El autor es ingeniero