¿Por qué nosotros tenemos que pagar por el atraso de la tercera línea? Entre todas las expresiones de descontento que hay por el aumento al costo de la energía eléctrica, esta pregunta fue la que más me llamó la atención.
El aumento se debe en parte al incremento del costo del petróleo a nivel internacional y, según informó Empresa de Transmisión Eléctrica S.A. (Etesa), a los 80 millones de energía contratada no utilizada por el atraso en la entrada de la tercera línea de transmisión, los 60 millones pagados por derecho a vía y servidumbre a los dueños de los terrenos por donde la línea pasa y a 285 millones del costo del proyecto llave en mano.
Sobre el precio internacional del petróleo no hay nada que los panameños podamos hacer, pero los otros factores sí son consecuencia directa de las decisiones tomadas por las personas encargadas de velar por nuestros intereses en el Gobierno. Es el mejor ejemplo de cómo nos afecta directamente al bolsillo la corrupción y las malas decisiones de las personas que muchas veces son nombradas sin tener las capacidades o la voluntad de hacer un buen trabajo.
¿Por qué no se inició la tercera línea cuando estaba planificado? ¿Quiénes fueron los responsables de que no se licitara la tercera línea hasta 2014? ¿Se levantó una investigación penal, o al menos administrativa por su negligencia? ¿Por qué Odebrecht demoró tanto en construir? ¿Hubo adendas? Estas y muchas otras son las preguntas que los ciudadanos debemos hacer y exigir a los que toman las decisiones para que las respondan.
Preguntarnos por qué nosotros tenemos que pagar por el atraso de la tercera línea es ingenuo.
Cada mala decisión de nuestros gobernantes, cada acto de corrupción, cada falta de planificación, cada subsidio sin objetivos y fecha de cumpleaños terminamos pagándolos todos. Lo pagamos a través de los impuestos o de la prestación de servicios públicos deficientes.
Hasta que comprendamos cómo nos afecta directamente la negligencia, la falta de capacidad, la corrupción, empezaremos a dar mayor seguimiento y a exigirles a quienes administran o administraron el Estado que rindan cuentas y que paguen por sus malas decisiones. Mientras tanto, seguiremos pagándolo todos.
La autora es miembro de Movin