La semana pasada compartí la primera entrega de este tema tan importante como lo es el desarrollo de las pymes, que en Panamá representan más del 80.0% del parque empresarial del país.
En la actualidad, el valor de una empresa no se mide únicamente por sus activos tangibles, como instalaciones o maquinaria, sino también, y cada vez más, por sus activos intangibles.
Gestionar los intangibles permite a las pymes competir en un entorno donde los recursos tangibles, como la infraestructura o el capital financiero, pueden ser limitados.
Según un estudio de Brand Finance, los activos intangibles representan un 50.0% del valor de las empresas del índice S&P 500. Esto refleja cómo las marcas líderes han hecho una transición hacia modelos de negocio basados en el conocimiento, la innovación y la relación con el consumidor, donde los activos físicos juegan un rol secundario.
En este sentido, es claro que una buena reputación es invaluable. Las pymes que invierten en mantener una buena reputación y confianza, manejando adecuadamente sus comunicaciones y creando una buena experiencia en sus audiencias, pueden construir una ventaja que les permita crecer en un mercado competitivo.
La propiedad intelectual y las patentes son otro aspecto clave. La semana pasada tuve el privilegio de acompañar a un grupo de amigos expertos en este tema en el Congreso Anual de la Asociación Interamericana de la Propiedad Intelectual. La protección de innovaciones y productos únicos a través de patentes y derechos de autor es una parte clave de los activos intangibles. Las pymes que desarrollan productos innovadores pueden proteger su propiedad intelectual y asegurar una ventaja competitiva frente a la copia o imitación.
El desarrollo de las pymes depende fundamentalmente de intangibles como la cultura corporativa y su talento humano. Un liderazgo transformador que fomente una cultura corporativa capaz de afrontar los desafíos del mercado y las exigencias de la sociedad, sumado al talento y la creatividad de los colaboradores, constituye un gran poder para la competitividad y para incrementar su valor de marca.
El crecimiento del valor de marca para pymes en América Latina puede observarse en ejemplos como el de Natura, una marca brasileña que comenzó como una pequeña empresa de cosméticos y ha crecido hasta convertirse en una multinacional valorada en más de $12.6 mil millones. Natura ha utilizado una estrategia de marca que se basa en la sostenibilidad y el cuidado de la comunidad, lo que ha generado una base sólida de clientes leales.
Otro caso notable es Bimbo, que, aunque comenzó como una pequeña panadería en México, construyó un valor de marca sólido basado en la calidad y la confianza, permitiendo expandirse a nivel mundial. Hoy, Bimbo es valorada en más de $10.0 mil millones y es la panificadora más grande del mundo.
Al invertir en la creación y protección de su Brand Value, las pymes no solo aseguran su supervivencia en el mercado, sino que también abren nuevas oportunidades de crecimiento y expansión a largo plazo.