Exclusivo Suscriptores

Cuando se cruzan la frustración, la tristeza y la rabia

Desde los mismos momentos de la separación de Colombia y la firma de los tratados Hay–Bunau-Varilla, Panamá ha mantenido una lucha de todas las generaciones subsiguientes por la soberanía del país.

Desde mi adolescencia, a los 14 años, junto con otros compañeros, tuve encuentros con la policía zonians y con la policía militar del ejército (MPs) norteamericano, algunas veces por coger mangos, jugar, salirnos de los corredores en que nos permitían caminar y transitar por ese territorio nuestro. La más seria y campal fue por gritarles, en la hoy avenida de los Mártires, “¡Yankee go home!”. Allí llegaron múltiples patrullas de nuestra policía, de los zonians y de los MP. No nos pudieron llevar presos, como querían, gracias a la posición firme de un subteniente conocido como Botita García.

Como institutor siempre mantuve ese espíritu patriótico. Mi madre siempre le dio gracias a Dios que, para el 9 de enero, me encontraba en España estudiando. También como instituto éramos antimilitaristas, pero por su conciencia social, nacionalista y patriótica, apoyamos a Omar Torrijos.

Como político, siempre fue mi norte —desde 1986— lograr el cumplimiento de los tratados Torrijos-Carter. Esa fue la meta que nos impusimos en 1990 con otros compañeros, primero desde el partido y luego desde el gobierno en 1994.

En ese gobierno, con el mismo canal, con las mismas enmiendas y reservas DeConcini, Church y Nunn, resistimos los intentos del Pentágono de volver a la base de Howard. Estas enmiendas no pueden servir de excusa, como pretende el gobierno actual, para justificar la sumisión que ha ocurrido en estos días.

Por respeto a una lucha generacional, a los muertos, a la sangre derramada, y a todo el pueblo panameño, así como a todos los pueblos del mundo que nos apoyaron, se le dijo NO a la base disfrazada que querían introducir en el Centro Multilateral Antidrogas en 1997.

Tampoco puede utilizarse la temporalidad, la rotación de tropas, etc., para esconder una base militar. Donde hay soldados acantonados con armamento, equipo, aviones, tanquetas, con perímetros restringidos y letreros de “no trespassing”, protegidos por sus propias leyes y con su propia bandera, llámenlo como deseen: ¡eso es una base militar en nuestro país y punto!

Por la existencia del canal, Panamá siempre ha estado en el ámbito de las luchas hegemónicas y las guerras regionales y mundiales. Hitler y los japoneses planearon la paralización de dicho canal y quién sabe cuántos movimientos terroristas también lo han planeado. Con la convicción de que las tensiones del mundo siempre estarían presentes, se diseñó la estrategia de la neutralidad del canal. Por ello, el argumento de que, porque estamos en medio de una crisis mundial hegemónica, debemos ceder es totalmente inválido. El Trump despiadado tampoco sirve de justificación. Él, en realidad, representa los intereses de la economía mundial. Está estirando las tensiones para hacer jugadas financieras y bursátiles. No aspira a la destrucción de esa fuerza en su estrategia ruda de negociación.

Por razones electorales, el presidente Trump ha decidido adueñarse del canal. Ese es el objetivo. Él quedó retratado en diciembre pasado cuando lo anunció. De allí las mentiras cínicas y la repetida mención de Panamá en su discurso inaugural de enero y en el informe a la nación de febrero. En ese sentido debe interpretarse la visita a nuestro país de dos de sus más altos funcionarios hasta marzo. No le importan ni los tratados ni nuestra soberanía, y por eso está enviando más soldados a nuestro país. Nada será suficiente para su verdadero propósito con Panamá. El mal sueño se inició por la falta de entereza para decir ¡no! en los primeros momentos. El que crea que cediendo hará que la pesadilla pase, es mejor que despierte: ésta apenas se está iniciando. Por ese camino ponemos en peligro la pertenencia del canal.

Señor presidente Mulino y resto del gobierno: todavía estamos a tiempo de evitar que la frustración, la tristeza y la rabia nos desvíen de las grandes tareas que, como panameños, tenemos por delante. Después de un debate nacional pasado por el tamiz constitucional, se debe accionar con claridad. En temas del canal, la cláusula constitucional es clara.

En 1964, el presidente Chiari se atrevió a dar un paso histórico y, por las circunstancias, rompió relaciones con Estados Unidos; y en 1997, el presidente Pérez Balladares, ante una base disfrazada, por respeto al pueblo, les dijo que no.

Haga usted una buena historia y no siga adelante por ese camino. Está a tiempo, y la mayoría del pueblo lo apoyará.

El autor es médico y ex director de la Caja de Seguro Social.


LAS MÁS LEÍDAS

  • Naviferias 2025: el IMA anuncia horarios y lugares del 15 al 19 de diciembre. Leer más
  • Gobierno anuncia acuerdo sobre salario mínimo: así quedarán algunas tasas por regiones. Leer más
  • Los combustibles bajarán de precio a partir de este viernes 12 de diciembre. Leer más
  • Del poder a los tribunales: los casos que cercan a altos funcionarios del gobierno de Cortizo. Leer más
  • Contraloría inicia auditoría a fondos que transfirió el MEF a gobiernos locales en el gobierno de Mulino. Leer más
  • CSS anuncia pago de pensiones y bonos especiales a jubilados el 19 de diciembre. Leer más
  • Jubilados y pensionados: así será el pago del bono navideño y permanente. Leer más