En una ocasión, escribí que los círculos de lectura vienen a llenar espacios que significan encuentros con la otredad. También son espacios de convivencia que favorecen el descubrimiento del valor social de la palabra a través de la literatura. Los círculos de lectura ayudan a socializar experiencias, compartir evocaciones y a generar provocaciones entre las personas.
Un círculo de lectura también es un encuentro poético con el lenguaje y el ensueño; un diálogo infinito. El propósito de un círculo de lectura no es solo acercar a las personas al libro y la lectura; también puede generar ideas democratizadoras que nos ayudan a construir formas de resistencia. Es decir, los círculos de lectura son una experiencia con la libertad.
Estas reflexiones las he tratado de defender desde distintos foros con argumentos basados en ejemplos con pruebas de valor y hasta con registros de mediadores de lectura que han tenido experiencias distintas. Hasta que por fin ha nacido un libro que es el primer referente en nuestro país que nos permite reconocer el papel activo y protagónico de los círculos de lectura en la sociedad.
Me refiero a la obra Tejiendo lazos de lectura. Diez años desayunando libros. Es la compilación de testimonios de un grupo de lectoras, en su mayoría mexicanas, que durante 10 años interrumpidos recogieron las reseñas de los libros que leyeron, incluso en los años difíciles del confinamiento.
Tejiendo lazos de lectura es una iniciativa editorial del Círculo de Lectura Casa-México Panamá. Son 22 las autoras de este libro que reúne las reseñas de los libros que han leído a lo largo de 10 años.
Entre el selecto grupo de damas hay algunas que ya conocemos, quienes son escritoras como Silvia Fernández-Risco, Yolanda Ríos, Arabelle Jaramillo, Mónica Durán y Laura Rodríguez.
Quiero citar un fragmento del prólogo escrito por María Rico de Atencio, porque responde una pregunta que yo mismo me hice: ¿por qué publicar un libro sobre obras analizadas en un círculo de lectura?
“Las razones son múltiples, pero enfatizamos algunas de ellas: abordar una obra en solitario es una experiencia maravillosa que nos transporta al mundo narrado por su autor y lleva a reflexiones, enseñanzas, disfrute; pero compartir ese libro con un grupo de apasionadas lectoras abre puertas a los diferentes universos creados por cada una mediante su propia interpretación del texto”.
En las páginas de este libro, el lector no solo podrá disfrutar de amenas reseñas de los libros leídos por las integrantes del círculo de lectura, sino, de manera acertada, comentarios sobre el desarrollo de las sesiones y testimonios de lo que ha significado para cada integrante participar en el Círculo de Lectura Casa-México Panamá, además de un prólogo que deja un testimonio de todas las peripecias y actividades que han realizado por amor a la lectura como, por ejemplo, aquella feria internacional del libro en el 2014 dedicada a México, donde el círculo de lectura Casa-México Panamá participó en el Primer Congreso de Promoción de Lectura para bibliotecarios y docentes, extrañadas y necesarias jornadas pedagógicas donde se realizaba el Encuentro de Círculos de Lectura, en el cual se intercambiaban experiencias; actividad que se ha perdido y es importante rescatar.
Para que tengamos una idea del trabajo de este círculo de lectura, menciono solo algunos de los autores que han leído: Elena Garro, Ángeles Mastretta, Alfonso Reyes, Khaled Hosseini, Carlos Fuentes, Laura Esquivel, Benito Pérez Galdós, Mario Benedetti, Miguel de Unamuno, Henry James, Gabriel García Márquez, Ignacio M. Altamirano, Jorge Ibargüengoitia, Juan Rulfo, Elena Poniatowska, Isabel Allende, Octavio Paz, Ray Bradbury, Umberto Eco, Irene vallejo, Carlos Ruiz Zafón, Jorge Volpi y los panameños Juan David Morgan, Justo Arroyo, Roberto Díaz Herrera, Javier Riba Peñalba, Enrique Jaramillo, Sonia Ehlers y Rosa María Britton. Incluso, muchos de estos autores nacionales y extranjeros compartieron con los miembros del círculo de lectura en persona.
Las reseñas tienen una dinámica que puede servir a otros círculos de lectura como referente para el comentario y elaborar una metodología. Las autoras hacen una sinopsis del libro, seguido de una reseña por la persona que comenta la obra y luego hay notas de comentarios, lo que permite que tengamos una experiencia con la literatura de manera indirecta. Todas las reseñas son atractivas, pero quisiera resaltar las de Mónica Durán, Silvia Fernández-Risco y Marina Rico por su frescura y dedicación a dar una mirada al texto muy completa, personal y entusiasta.
Debo concluir citando otro fragmento del prólogo de Marina Rico: “La lectura nos ha permitido coincidir y esos repetidos encuentros han forjado vínculos que de otra manera no se hubieran logrado. Algo más ha ido apareciendo al descifrar entre todas lo que esos signos, enlazados en palabras, nos dicen. Es como si esas uniones entre ellos se traspasaran a nosotras…” Solo me resta agradecer a las autoras y miembros del Círculo de Lectura Casa-México Panamá, por tener esta obra entre mis libros.
El autor es escritor
