Está claro que el mundo de las ideas es tan fuerte que pueden causar cambios drásticos es la sociedad. Esa firmeza de creencias y esa vehemencia en sus ideales conlleva a que la voluntad de algunos pueda apasionar a todo un pueblo. Pero es aquí donde me detengo para preguntar, entre tazas de café, a un conocido que, con enérgica certeza, defendía a capa y espada las actuaciones de los lideres políticos de su partido: ¿cuál es la ideología de tu partido?
Me mira extrañado y como por la necesidad de no quedar a la deriva, escuetamente, pero muy convencido para sí, me responde: el pueblo, el partido lucha por el pueblo, porque los otros partidos solo se aprovechan de nosotros…
Nuevamente, le interrumpo para tratar de aclararle mi interrogante: ¿cuál es la corriente ideológica de tu partido? Es decir, si son de corriente socialdemocrático, nacionalismo popular, liberal o si su posición es de izquierda, de derecha, de centro… Al igual que la vez anterior, su rostro delató confusión y extrañeza ante mis inusuales términos.
Esta experiencia produjo en mí la necesidad de cuestionar a algunos otros si conocían sobre la ideología o posición ideológica de su partido; todos desconocían sobre los fundamentos de corriente de pensamiento que sustenta la visión de sus partidos. Y es que en nuestro Panamá son contados lo miembros partidistas que reflexionan a conciencia sobre los fundamentos ideológicos que reflejan los colores de su bandera partidista.
Caravanas, marchas multitudinarias, discusiones al calor de entrevistas… Pero, ¿ese grupo de personas apasionadas conocerán realmente cuál es el sentido partidista? ¿Qué los impulsó en pertenecer a esa colectividad y realizar caminatas inalcanzables pie a pie junto a sus candidatos, junto a aquellos líderes que representan fielmente?
Al parecer es una interrogante que debería ser básica para cualquier persona que se jacte de militar en un partido, de aquel cuyo ardor ciudadano se fusione con la filosofía que sienta las bases de una sociedad más justa y equitativa para todos; no solo para unos, sino verdaderamente para todos.
Al final y ante mi insistencia sobre su ideología política, solo se me alcanza a escuchar una afirmación: esa base idealista es el bloque de concreto y el saquito de arroz.
El autor es docente y estudiante de derecho
