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HIPOCRESíA

La decadencia de la fe

Escándalo sexual dicen los titulares. Sacerdotes católicos una vez más se ven envueltos en bochornosas acusaciones. La Arquidiócesis se manifiesta con un tímido comunicado, en el cual se anuncia la separación del cargo de los tres presbíteros. Esperemos que esta vez quede claro que la sexualidad no es precisamente una actividad que debe caer bajo el paraguas de la vocación sacerdotal.

Hay tantas consideraciones que se podrían emitir en cuanto a las revelaciones de pagos por servicios sexuales que estremecen a la Iglesia católica panameña, sin embargo, lo primero que viene a la mente son unos versículos del evangelio según san Mateo: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: ‘¿Deja que te saque la brizna del ojo’, teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano”.

Uno de los elementos más indignantes de esta situación es la hipocresía. Así las cosas, no es de extrañarse que la fe vaya en decadencia y el ateísmo aumentando en el mundo. Es un secreto a voces que hay una cantidad considerable de homosexuales en el clero. Aun así, ellos censuran la diversidad sexual, se oponen a la educación sexual y salud reproductiva, descartan los métodos anticonceptivos, entre otras cosas. La Iglesia, como de costumbre, demuestra que entre su discurso y su actuar existe una gran distancia. Son una entidad que discrimina personas y luego pretende dar lecciones sobre ética y moral. ¿Qué explicación puede tener esto? Bueno, según el criterio del periodista francés Frédéric Martel, autor del libro Sodoma: Poder y escándalo en el Vaticano, la Iglesia católica es una institución formada en gran medida por personas homosexuales, ya que, por condiciones históricas y sociales, el sacerdocio fue una válvula de escape para jóvenes que fueron acosados por su orientación sexual.

Sobre el escándalo, digamos que mientras la cópula sexual se haya dado libremente entre mayores de edad, en pleno uso y goce de sus facultades mentales, no tenemos ningún delito que endilgar a ninguna de las partes. Cada uno de los actores goza de la madurez y de la capacidad legal para decidir libremente sobre su sexualidad. No obstante, queda abierta a la investigación la presunta participación de menores de edad en este circo carnal, la cual fue denunciada por el portal digital que publicó el video.

Es menester agregar que la excusa brindada por el trabajador sexual para justificar sus acciones es endeble. En este país existen tantos oficios a los que podía haberse dedicado sin tener que recurrir a vender su cuerpo entre curas. Además, genera suspicacia que el video sea anterior a la Jornada Mundial de la Juventud, pero haya sido liberado hasta ahora. ¿Qué habrá sucedido en el ínterin?

Hasta el momento, los hechos confirmados indican que un proveedor de servicios eróticos íntimos, los cuales evidentemente requieren de total discreción, con premeditación y alevosía filmó al cliente y entregó el material para que se publicara lo sucedido en la velada. Nótese que la persona comercializaba sus servicios. Es decir, no era abusado ni obligado a hacerlo, sino que actuaba conforme a su propia y libre voluntad y obtenía ganancias por esto.

Con la publicación de este material se difundieron sucesos de la vida íntima y privada del presbítero que abren una vez más el debate sobre la necesidad del celibato sacerdotal. El ser humano es sexuado, en consecuencia, tiene necesidades biológicas en este sentido. El papa Francisco ha reconocido recientemente que el celibato no constituye un dogma de fe sino más bien una regla de vida. Los dogmas de fe para la Iglesia son verdades absolutas, empero, las normas de vida pudiesen reconsiderarse.

La película Spotlight, que narra los pormenores del reportaje periodístico del Boston Globe que expuso los abusos sexuales de sacerdotes a menores de edad en la Arquidiócesis de Boston, Massachusetts, hace hincapié en la necesidad de enfatizar la investigación en la institución además de en los sacerdotes. Ellos buscaban probar la sistematicidad y complicidad del engranaje institucional. Eso es precisamente a donde nos lleva todo lo que ha sucedido: ¿tenían los líderes de la Iglesia católica panameña conocimiento previo sobre estas andanzas?

El autor es abogado


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