Al calor de las primarias del Partido Republicano en 2016, uno de los aspirantes, el senador Marco Rubio, manifestó en una entrevista lo siguiente:
Pregunta: Senador Rubio, ¿cómo califica usted a Mr. Trump?
Respuesta: “Mr. Trump es un con artist. No podemos permitir que se apodere del movimiento conservador del Partido Republicano”.
Pregunta: ¿Cómo considera que sería un gobierno de Mr. Trump?
Respuesta: “Sería un caos”.
En inglés, con artist se traduce como “estafador” o “embaucador”.
A pesar de estas declaraciones, en enero de 2017, Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos. En junio de ese año, recibió en la Casa Blanca al presidente de Panamá, Juan Carlos Varela. Para entonces, la empresa Hutchison Whampoa llevaba 20 años operando los puertos de Balboa y Cristóbal. Además, una semana antes de ese encuentro, Panamá había establecido relaciones diplomáticas con China.
Sin embargo, la reunión entre Trump y Varela tuvo un tono positivo. Trump destacó:
“El Canal de Panamá está muy bien administrado, y tenemos muchas cosas por hacer”.
“Estados Unidos hizo un buen trabajo en su construcción y nuestra relación ha sido muy fuerte. Vamos a trabajar en estrecha colaboración”.
Durante su mandato, Trump no consideró necesario designar un embajador en Panamá ni expresó preocupaciones sobre la operadora portuaria de Hong Kong. Pero cuatro años después, en las primarias republicanas de 2024, desató una campaña de cuestionamientos sobre la supuesta presencia de soldados chinos en Panamá y el presunto control del Canal por parte de Hutchison Whampoa. Incluso, en un inusual discurso de toma de posesión, convirtió este tema en una de las principales preocupaciones de su gobierno.
Las preocupaciones y amenazas de Trump y Rubio
“El presidente Carter cometió el grave error de vender el Canal a Panamá por $1. Lo vamos a recuperar”.
“Se invirtieron $302 millones en la construcción del Canal. Ajustado a la inflación, equivale a $8,600 millones. Es mucho dinero”.
“Le dimos el Canal a Panamá, no a China. No podemos permitir que un tercer país ejerza control efectivo sobre él”.
“Esto viola el Tratado de Neutralidad. Retomaremos el Canal o algo muy fuerte sucederá”.
“Las tarifas que pagan los barcos estadounidenses encarecen los productos para nuestros consumidores”.
“La Marina de EE. UU. paga millones en exceso al Canal, y nosotros simplemente lo regalamos”.
“La presencia de China no es solo en el Canal. El país está lleno de chinos y de letreros en su idioma. Es muy perturbador”.
“El secretario Rubio vio un barco de Hong Kong en una esclusa del Canal. Eso no es satisfactorio para EE. UU.”.
“Más de 38,000 norteamericanos murieron en la construcción del Canal. Pagaron un altísimo precio”.
“El Tratado de Neutralidad permite a EE. UU. intervenir y operar el Canal si es amenazado por un tercero”.
En algo tenía razón el senador Rubio en 2016: su actual jefe es un maestro del engaño. En su momento, creí en su promesa de Make America Great Again y posiblemente habría votado por él en noviembre.
Aún no comprendo qué hay detrás de tantos agravios contra Panamá ni por qué no existe voluntad de nombrar una comisión independiente que aclare con objetividad estas preocupaciones. Una inspección in situ en los cinco puertos, una revisión de los archivos del Canal y el cumplimiento estricto del Tratado de Neutralidad serían medidas razonables.
En mi próxima entrega para La Prensa, presentaré mis hallazgos sobre estos diez puntos. Ojalá sirvan tanto a tirios como a troyanos.
El autor fue embajador de Panamá en Washington.