Hace unos años fui invitado a una comunidad cerca a La Laguna de San Carlos. Llegué para realizar algunas animaciones y contar cuentos a los niños. Recuerdo que era un ambiente de fiesta: juguetes, juegos, comida y un picnic de cuentos que habían organizado mis amigos de Dame de Leer. En el lugar había padres de familia, maestros y un grupo de agradables señoras con sombreros.
Las señoras eran de diversas edades y con un carisma y energía muy especial. Vi que instalaron un banner que tenía una rosa y unas palabras raras que me hicieron pensar en una logia como la de los Pica Piedras. Desde luego que mi ignorancia me llevaba a imaginarme cosas y a inventarme mi propio cuento. Luego descubrí que esas señoras eran las inventoras de esta actividad y que trabajaban por el mismo propósito con otras agrupaciones como la Asociación Panameña de Lectura.
Son muchas las regiones del país donde los niños apenas pueden leer y no tienen acceso a los libros. Confrontan problemas de aprendizaje porque viven en entornos de desigualdad y pobreza, su humilde escuela no tiene una biblioteca escolar y en la comunidad no hay ni siquiera una biblioteca comunitaria. Entonces, cuando esos niños tienen la oportunidad de tocar un libro, porque un grupo de extrañas señoras con sombreros llegan con libros, de pronto los ojos de esos niños brillan porque en sus manos tienen algo maravilloso del cual habían sido privados.
Esas señoras son mujeres de Delta Kappa Gamma (DKG) una organización mundial cuya consigna es: “Mujeres Líderes impactando la educación en el mundo”. El DKG de Panamá se creó el 27 de noviembre de 2009 y su primer capítulo se denomina: Capítulo Alpha.
DKG apoya proyectos educativos que benefician a la comunidad educativa. Por eso aquella tarde junto al lago pude ver a aquellas mujeres compartiendo y apoyando a los docentes y familiares de la comunidad en un ambiente de convivencia que disfruté mucho.
Un año después me volvieron a invitar y volví a jugar y a contar cuentos. Esta vez menos intrigado y sin darle tanta rienda suelta a mi imaginación que me llevaba a pensar en una fraternidad o hermandad que deseaba conquistar el planeta. Entendí que otras personas, tal vez con más liderazgo que nosotros, tenían las mismas preocupaciones por la educación que yo y mis amigos. Teníamos claro que muchos de los problemas de la educación se deben a las brechas sociales, pero también por la falta de liderazgo y que ese liderazgo lo pueden enseñar las maestras.
Es por eso que Delta Kappa Gamma Panamá no solo lleva estas actividades a las comunidades, sino que también tiene entre sus objetivos participar en actividades académicas que ayuden a los docentes a mejorar su desempeño en el aula. Han organizado jornadas pedagógicas y participado en actividades en diferentes escuelas, apoyándolas con materiales didácticos y de formación. En Panamá han tenido especial interés en apoyar a las promotoras de CEFACEI, un importante grupo de educadoras que trabajan la educación preescolar no formal en nuestro país.
Una de las actividades académicas más importantes en que ha participado DKG Panamá fue en el XVII Congreso Latinoamericano para el Desarrollo de la Lectura y la Escritura Conles 2023, que tuvo como lema “Lectura, escritura y pensamiento: pasaportes del ciudadano global”. Un evento de gran altura donde pudimos conocer a Daniel Cassany y otros especialistas de la lectura, la escritura y la oralidad.
DKG Panamá es un grupo de educadoras que se sienten orgullosas de su profesión y que la dignifican con su vida cumpliendo con los objetivos de la sociedad que consiste en atender el bienestar de sus socias y reconocer sus logros y necesidades en todo momento.
En la actualidad el estado DKG de Panamá cuenta con 9 capítulos a nivel nacional.
Regreso al inicio de esta nota. Aquella tarde junto al lago vi a muchos niños jugar y leer en el césped, sentados en una piedra o leyendo en un bote que se balanceaba en el agua. Me di cuenta y descubrí lo que llamamos escenarios de lectura y cómo en un momento preciso del tiempo otros pueden leer e imaginar la vida y ponerle nuevos colores, porque la vida de esos niños, golpeada por la desigualdad y la pobreza, será gris pero un cuento puede llenarla de colores en un abrir y cerrar de ojos.
Organizaciones como DKG hacen que este mundo tenga posibilidades. Porque si existe una posibilidad de revertir el daño que le hemos hecho al planeta será desde la educación, la cultura y la ciencia. Cada una ellas es un camino. Son los relatos que escribimos y leemos de este mundo que hemos estado destruyendo. Saber enseñar a releer el mundo y a reescribir los relatos que lo componen es tarea de las buenas maestras que enseñan a elegir el mejor camino.
El autor es escritor