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Desafíos de nuestro capital humano

Siempre miramos a Singapur como modelo ejemplar de una colonia transformada en una nación próspera, moderna y eficiente en menos de medio siglo. En realidad, Panamá tiene más en común con Dubái, otro lugar que se ha transformado en años recientes.

Singapur ha basado su crecimiento en la educación y la eliminación de la corrupción, mientras Dubái lo ha hecho con base en el desarrollo de infraestructura y la importación de capital humano. Hoy, el 90% de su población es inmigrante y el país depende de ella tanto para su talento más sofisticado como para su mano de obra. Panamá camina en la misma dirección, principalmente porque su educación superior no responde a lo que el país necesita para crecer.

La educación panameña es objeto de discusión por su incapacidad para cumplir con la función de educar a la ciudadanía. La educación superior ha sufrido por décadas de una desconexión entre la oferta académica y la demanda del mercado laboral. Para el futuro del capital humano, las instituciones de educación superior tendrán que ajustar su programación para evitar una depreciación de los retornos a la educación superior y una desproporcionada dependencia en recursos humanos externos. Esto requerirá el fortalecimiento de las universidades y los institutos técnicos y un compromiso significativo respecto a la inversión y la rendición de cuentas. Y ambos deberían estar vinculadas con estándares internacionales.

La educación técnica es importante porque faltan técnicos certificados en muchos sectores productivos. Actores como el Instituto Técnico Superior Especializado (ITSE), Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano (Inadeh) y los institutos privados pueden aprovechar este momento si logran ofrecer más formación profesional dual (combinando la teoría y la práctica) con calificación basada en estándares reconocidos globalmente.

La educación universitaria es esencial también, siempre y cuando produzca profesionales capaces de competir en una economía global y genere investigación científica aplicable al desarrollo nacional. Para el primero, más incorporación de pensamiento crítico, conocimientos tecnológicos y currículo actualizado será primordial. Para el segundo, profundizar las relaciones con los centros de investigación como el Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat), Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (Cieps), Centro de Investigación Educativa (Ciedu), Gorgas y el Instituto Smithsonian será imprescindible.

También será importante fomentar sinergias entre la academia, las empresas, el gobierno y la comunidad internacional. No será fácil, pero es necesario para crear un futuro digno para el capital humano panameño.

La autora es cofundadora e investigadora del Ciedu e integrante de Ciencia en Panamá.


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