El desarrollo del niño es un proceso dinámico y continuo de organización progresiva y compleja de las funciones cerebrales; tiene una secuencia similar en todos los niños, pero a un ritmo variable. Mediante este proceso el niño adquiere habilidades en distintas áreas: lenguaje, motora, cognitiva y social.
Hace cerca de 30 años se comenzaron a llevar a cabo estudios epidemiológicos serios y confiables sobre el desarrollo psicomotor del niño, y consecuentemente, a disponer de información relevante para comprender el contexto en el que se desarrolla. La información es esencial, tanto desde el punto de vista de salud pública como del punto de vista individual.
Los trastornos del desarrollo entran dentro de los problemas que se denominan “nueva morbilidad”, junto con la obesidad, los trastornos de la conducta alimentaria y las adicciones, adquieren gran relevancia en el curso del siglo XXl. Según estadísticas recientes, las consultas por problemas de desarrollo constituyen el 15% – 20% de las consultas pediátricas, es decir, que entre 1-2 de cada 10 niños presenta algún problema del desarrollo.
Algunos factores que influyen en el desarrollo infantil son los siguientes:
Embarazo de alto riesgo y prematurez.
Sexo: las niñas maduran a una velocidad algo mayor que los niños; se dice que las niñas tienen un “tempo madurativo” más rápido.
Concurrencia a guardería: quienes concurren a guardería cumplen las pautas más tempranamente.
Nivel de estimulación en el hogar: a mayor estimulación, más temprano el cumplimiento de pautas madurativas.
Edad: la prevalencia de problemas de desarrollo aumenta con la edad. Por un lado, a medida que el niño crece, el cerebro se va desarrollando, y aparecen funciones nuevas en todas las áreas; por consiguiente, hay más funciones que pueden estar perturbadas y más alteraciones detectables a edades más tardías (como ocurre, por ejemplo, con el lenguaje). Por otro lado, cuando el niño nace, su ambiente está constituido principalmente por la madre, que lo protege del entorno. Pero a medida que crece, el ambiente influye cada vez con mayor intensidad; si ese crecimiento se produce en contextos socioeconómicos desfavorables, los determinantes sociales y biológicos van perturbando progresivamente el desarrollo.
La evaluación del desarrollo psicomotor del niño, en los primeros años de vida, forma parte esencial del seguimiento pediátrico. La detección y tratamiento oportuno de problemas del desarrollo contribuye a prevenir el deterioro funcional del niño.
La autora es pediatra