2024 fue un año de grandes logros para la diplomacia panameña, desde asegurar un puesto como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, hasta la inclusión de jóvenes en foros internacionales.Los foros internacionales suelen ser vistos como espacios dominados por generaciones con años de experiencia, pero están surgiendo oportunidades para cambiar esta percepción. En Panamá ha emergido un semillero de jóvenes con habilidades en negociación, mediación y fortalecimiento de la agenda de paz y seguridad. Su participación en programas internacionales ha permitido realizar aportes significativos a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La representación juvenil panameña en estos espacios internacionales no solo proyecta una imagen renovada del país, sino que también contribuye a la diversificación de perspectivas en la toma de decisiones globales. Estos jóvenes diplomáticos están demostrando que las nuevas generaciones poseen una visión fresca e innovadora para abordar desafíos complejos como el cambio climático, los derechos humanos y la seguridad alimentaria. Su presencia en estos escenarios rompe paradigmas y establece nuevos canales de comunicación entre Panamá y el resto del mundo, permitiendo que las voces istmeñas resuenen en espacios tradicionalmente inaccesibles.
Este éxito viene de la mano de jóvenes como Milagros Castillo, activista veragüense presente en “Leading the Rise, Women for Rights and Democracy” en Varsovia, donde se discutieron acciones frente al autoritarismo y la lucha por la democracia. Yannia Vissueti participó en el 56° período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, abordando los efectos del cambio climático sobre los derechos humanos en Panamá. Mercedes Pinzón, también coclesana, es investigadora y negociadora climática, quien participó en la COP29 en Bakú. Desde Chiriquí, Yair Velásquez representó a la juventud panameña en el World Food Forum de la FAO en Roma, donde se abordaron temas de seguridad alimentaria. Rolando Pelicott nos ha representado en foros mundiales en Nueva York, Lisboa, Santa Cruz de la Sierra, Lima y Estrasburgo en 2024. En lo personal, he tenido la oportunidad de representar a Panamá en Brasil, Portugal y Paraguay en el mismo año.
Muchos de estos jóvenes son egresados del Laboratorio Latinoamericano de Acción Ciudadana (LLAC), que, en 2024, recibió el premio Iberoamericano de Educación en Derechos Humanos “Óscar Arnulfo Romero”.
Para 2025, es preciso continuar los esfuerzos por asegurar la participación juvenil en espacios internacionales. El reciente Pacto del Futuro de la ONU reconoce, en su acción 20, que la participación plena, efectiva y significativa de la juventud es fundamental para mantener y promover la paz y la seguridad internacional.
La educación panameña debe reforzar las habilidades que aumenten las posibilidades de que las juventudes participen en la toma de decisiones. El Pacto alienta a incluir representantes juveniles en las delegaciones nacionales ante Naciones Unidas, un objetivo que debe implementarse con transparencia.
El éxito istmeño depende de las nuevas generaciones, quienes requieren incidir en decisiones concernientes a su propio desarrollo. La generación actual está siendo testigo de cambios sin precedentes, incluyendo una transición tecnológica que marca una importante barrera intergeneracional.
Como internacionalista, reconozco la urgencia de que los adultos abran espacios, aprovechen las contribuciones de todas las generaciones y generen métodos efectivos de participación que impliquen empoderamiento juvenil.
Es imperativo que las instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y el sector privado en Panamá establezcan alianzas estratégicas para fortalecer las capacidades de los jóvenes en materia de diplomacia y relaciones internacionales. Los concursos de carrera diplomática deben coadyuvar a profesionalizar la carrera. Programas de mentoría, becas de formación especializada y plataformas de intercambio de experiencias son fundamentales para consolidar este ecosistema de talento juvenil. La inversión en la formación diplomática de las nuevas generaciones es una inversión estratégica para el posicionamiento del país en el escenario internacional y la defensa de los intereses nacionales mediante voces renovadas y perspectivas multidisciplinarias.
Los retos futuros superan las recetas tradicionales. Vencer escenarios adversos será posible cuando el ecosistema de participación juvenil en Panamá trascienda del privilegio a la inclusión, de la igualdad a la equidad, de los sueños a la realidad, y de la representatividad a la incidencia.
La autora forma parte de Jóvenes Unidos por la Educación.