¿Dónde está la plata?



Me gratifica que la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá (UP) haya aclarado que, desde su entorno, no se solicitaron, recibieron ni tramitaron montos que, ni cerca ni lejos, llegan a los $1.7 millones, supuestamente entregados a la UP por el Ifarhu en aproximadamente 100 pagos. Su decano, el doctor Olmedo García, lo aclaró en un comunicado escrito. Y es que la UP, mi “alma mater”, donde adquirí mis conocimientos en derecho y ciencias políticas, a través de sus facultades que enseñan otras profesiones y artes, se ha caracterizado a lo largo del tiempo por tener personas que le han dado orgullo institucional y académico al país.

En todas las carreras, desde Octavio Méndez Pereira, José Dolores Moscote, Ricardo J. Alfaro, Ernesto Castillero Pimentel, César Quintero, Eloy Benedetti, Dulio Arroyo Camacho, Antonio González Revilla, Thomas Owens, Carlos Iván Zúñiga, hasta la generación de Aura Emérita de Villalaz, Fabián Echevers, Pedro Barsallo, Camilo O. Pérez, Julio E. Linares, y añadiendo a Edgardo Molino Mola, Julio Sousa Lennox, Miguel Antonio Bernal, Juan Cristóbal Zúñiga, Rommel Escarreola, Ana Elena Porras y Olmedo Beluche, entre muchos otros, han dado prestigio a los estudios de medicina, derecho, humanidades y todas las ciencias que componen el ámbito del más alto nivel académico en Panamá.

Adicionalmente, en una entrevista realizada al rector Eduardo Flores, este manifestó que esos $1.7 millones supuestamente entregados a la UP para dar cursos de idiomas nunca se recibieron. Esto quiere decir que la lista oficial publicada por el Ifarhu es falsa en lo relativo a la entrega del dinero. En primer lugar, porque desprestigia a la UP, haciendo ver que a esta se le transfirió una enorme cantidad de plata que nunca pidió, necesitó ni recibió.

No hay ninguna excusa, por ejemplo, para que el Ministerio Público (MP) continúe en el letargo que lo caracteriza, al no iniciar investigaciones de oficio como esta. Hay que ubicar a los beneficiarios de esos cursos inexistentes; la Contraloría debe entrar de inmediato para trazar la vía del dinero y, una vez concluido este ejercicio, el MP debe presentar las imputaciones correspondientes sobre quienes recibieron esos millones nunca entregados a la UP. Aunque en estos momentos me viene a la mente que el actual contralor saliente decidió no mostrar la lista de los beneficiarios de estos escandalosos auxilios.

Pero no se confundan, porque la UP no fue la única involucrada (en su caso, injustamente). Fueron un total de $2.3 millones desembolsados para los cursos de idiomas en Panamá, añadiendo ahora instituciones como “The Language Company” ($264,420) y “Mag Flight Training”, una escuela de aviación que recibió $236,261. Así como otra escuela de pilotos (Flightmaxx Corporation) con $67,189 (curso de inglés aparentemente impartido a una sola persona) y “Quality Leadership University” con $23,625. Esperamos que, al igual que la UP, estas entidades académicas demuestren que esos cursos se dieron y el motivo de sus elevados montos por tratarse de fondos públicos, o bien, que confirmen que se trata de otro robo más, tal como lo sugirió la UP.

De verdad que en este país se ha jugado descaradamente con los recursos de quienes religiosamente pagamos nuestros impuestos, para que los fondos terminen en los bolsillos de presuntos ladrones. Protegidos por presidentes que miran para otro lado, contralores que esconden las pruebas y ministros de economía que permiten el despilfarro de plata a quienes se la embolsan ilícitamente.

El autor es abogado


LAS MÁS LEÍDAS