En las guerras actuales, cada batalla tiene dos frentes. El primero es el campo de batalla militar, donde los elementos clave son los soldados, las armas y las municiones. La propagación del terrorismo y el desarrollo de proyectiles de largo alcance han ocasionado que el frente se adentre en el territorio nacional, acercando las amenazas a los civiles.
El otro frente esta enmarañado con el primer frente, es la arena de la opinión pública, donde se libra una feroz batalla por la legitimidad internacional y el control de la narrativa. Se trata de una lucha por los corazones y las mentes del público y de miembros de la comunidad internacional. En este dominio, los elementos clave son la palabra escrita, las escaramuzas verbales y los materiales visuales.
Existe un abismo moral infinito e insalvable entre Israel y Hamás en todos los niveles, que se refleja plenamente en la diplomacia pública.
Israel basa sus esfuerzos en la diplomacia pública sobre la verdad, la autenticidad y la veracidad. Como consecuencia, Israel está frecuentemente en desventaja, teniendo que pagar con un tiempo valioso por su insistencia en obtener los hechos antes de publicar una declaración oficial.
Hamás no tiene en cuenta la verdad ni los hechos. Además, esta organización terrorista es muy hábil para la manipulación y está dispuesta a utilizar cualquier medio a su disposición.
Uno de los ejemplos más recientes se refiere al hospital Al Ahli en Gaza. Tan pronto como se informó que el hospital había sido seriamente dañado, Hamás inmediatamente acusó a Israel. A pesar de la creciente indignación internacional, Israel se tomó el tiempo necesario para confirmar los hechos, antes de producir una declaración sobre el asunto.
Al final de esa investigación, se reveló que el hospital en sí no resultó alcanzado por ningún arma, sino que su estacionamiento sí lo fue, y que esta área abierta fue alcanzada por un cohete de la Yihad Islámica, lanzado contra Israel que se quedó corto y cayó en Gaza.
No obstante, había sido necesaria una investigación de toda la noche antes de que se pudieran proporcionar pruebas creíbles de que Israel no tenía la culpa y que la mayoría de las afirmaciones originales eran falsas.
Esa brecha temporal fue utilizada por Hamás para incitar a los palestinos a la violencia y difundir información falsa en todo el mundo. Los líderes mundiales cayeron en sus mentiras.
El uso palestino de los embustes es bien conocido y comenzó mucho antes de la guerra actual. Su infame máquina propagandística ha sido apodada “Pallywood”, lo que significa engaños dignos de un Hollywood palestino en toda regla. Pallywood se ha convertido en una industria dedicada a promover contextos falsos y desinformación, al tiempo que crea una realidad alternativa. En esta versión imaginaria del mundo, los agresores son presentados como víctimas y las víctimas como agresores.
Hamás ha ido aún más lejos en la comisión de fraudes, en lo que podría denominarse “HamaStudios”. Esta organización terrorista fabrica, induce al error y engaña, difundiendo mentiras flagrantes, atribuyendo falsamente fotos, inventando escenas de fechorías israelíes y participando en otras formas de sofistería. Hamas intensificó sus esfuerzos tras su mortífera invasión de Israel, produciendo un sinfín de desinformación digna de Goebbels.
Muchas personas -ingenuas e incluso voluntariamente- se tragan el anzuelo de Hamás. Aceptar imágenes engañosas no es solamente inmoral, sino que también puede representar un peligro para la vida.
Estos son algunos de los últimos ejemplos:
Durante la invasión del 7 de octubre, los militantes de Hamás se filmaron alegremente asesinando y mutilando a civiles israelíes, incluso publicando clips en las redes sociales, en algunos casos, utilizando los teléfonos celulares de las propias víctimas. Sin embargo, a pesar de la existencia de lo que para cualquier sociedad normal constituirían evidencias irrefutables de una masacre (amplia documentación por las propias cámaras corporales, grabaciones de las cámaras de seguridad, retransmisiones en directo de las víctimas, cientos de fotos, y una enorme cantidad de testimonios de testigos presenciales), el portavoz de Hamás, Basem Naim, mintió descaradamente en Sky News, afirmando “no matamos a ningún civil”, y calificó las pruebas fehacientes de “propaganda israelí”, de una forma que recuerda a la clásica negación del Holocausto.
La congresista estadounidense Ilhan Omar retuiteó una imagen horrenda de niños muertos en mortajas con el hashtag “#Gazagenocidio” y el subtítulo: “614 niños palestinos asesinados por las Fuerzas de Defensa de Israel”. Una simple tecnología de reconocimiento fotográfico reveló que se trataba de niños asesinados en Ghouta Oriental, Siria, en 2013, muy probablemente por las fuerzas del gobierno sirio. La foto no tiene nada que ver con Gaza o con los niños de allí. La representante Ilhan Omar aún no se ha disculpado por cooptar la imagen de niños sirios muertos a fin de difundir peligrosos libelos de sangre.
Después de que Israel publicara algunas de las fotos desgarradoras de bebés israelíes horriblemente quemados en la invasión, Hamás y sus loros trataron de desacreditar las imágenes, incluso yuxtaponiendo la imagen de un perro con la de un bebé.
Hamás perpetra estos fraudes incluso cuando pone en peligro la vida de los palestinos. Israel realizó recientemente un llamamiento a los habitantes del norte de Gaza a trasladarse hacia el sur, lejos del campo de batalla. Hamás les ordenó que se quedaran quietos, diciendo que el intento de Israel de evitar daños a civiles era “propaganda falsa”. Luego, Hamás trató de impedir la evacuación bloqueando los caminos e incluso produjo clips ficticios de supuestos bombardeos israelíes contra los habitantes que huían.
Uno, simplemente, no puede creer lo que oye o ve cuando la fuente es Hamás.
Un pastor estadounidense de origen egipcio, a menudo ha compartido cómo durante las batallas entre Israel y los Estados árabes, su padre escuchaba estaciones de radio israelíes en lugar de las árabes. Cuando fue consultado por su familia, por qué escuchaba a los israelíes, respondió que si se quiere saber lo que realmente está sucediendo, es lo que se tiene que hacer.
Resulta desalentador escuchar en redes o en manifestaciones a personas adoptar una posición contra Israel y en favor de Hamás, después de que jóvenes y ancianos israelíes, fueron violados, secuestrados, quemados vivos y asesinados. Consciente o inconscientemente, deliberada o tontamente, tales declaraciones expresan un apoyo a estas atrocidades contra civiles inocentes.
Algunas personas son abiertamente antisemitas, entonan epítetos antijudíos e incluso exhiben esvásticas.
Otros pueden ser simplemente consumidores desinformados de medios de comunicación muy partidistas a los que Hamás y la propaganda palestina han lavado el cerebro. Pero la ignorancia no excusa su falta moral. La ceguera voluntaria no puede convertirse en la base de la exculpación.
Debemos combatir activamente estas narrativas peligrosas y falsas. La historia nos ha mostrado la corta distancia entre la retórica engañosa y las quemaduras de carne.
La verdad nos hará libres. Y esperemos que también nos mantenga a salvo.
El autor es embajador de Israel en Panamá